Las obras de William Shakespeare brindaron películas memorables en las últimas décadas (ver nota en el link). Esta nueva versión de Romeo y Julieta no es una de ellas.
Es increíble que después de más de cuarenta años ningún director pudo superar la obra maestra de Franco Zefffirelli de 1968.
Película que presentó a la versión más bella de Julieta, interpretada por la actriz argentina Olivia Hussey (Black Christmas).
Zeffirelli hizo algo tan grosso con su producción, por lejos una de las mejores adaptaciones de Shakesperare en la historia del cine, que le complicó la vida a todos los cineastas que vinieron después.
Salvo que se haga algo distinto como el musical West Side Story o la versión MTV sobreactuada de Baz Luhrmann de 1996, que no era una una gran película pero generó curiosidad en su momento, no tiene sentido volver a filmar Romeo y Julieta. Este estreno lo deja claro.
La versión del realizador italiano Carlo Carlei se hundió de entrada con la elección de los protagonistas, Hailee Steinfeld (Temple de acero) y Douglas Booth que tienen cero química entre sí.
En una película que narra la historia de amor más grande de todos los tiempos esto es algo fatal e inadmisible.
Se complica mucho poder enganchar al espectador con el relato cuando los protagonistas no parecen estar enamorados entre sí.
Esta situación sumado a que el guión reinventa a su antojo la trama original terminaron por volver desapasionada y fría una historia que trascendió por ser justamente todo lo contrario.
Lo único positivo de este estreno es el trabajo que hicieron con la ambientación de Verona y los vestuarios, además de Paul Giamatti, quien fue el actor que más se destacó en el reparto.
Si buscas una gran adaptación reciente de Shakespeare mejor mirá Coriolanus (2011) de Ralph Fiennes que brinda una gran película en serio.