El sólo hecho de que se estrene una comedia francesa siempre me generó un aire renovador. Una ansiedad especial ante la posibilidad de disfrutar de ese humor que, aunque pasen los años, tiene una estética y un concepto medular que se mantiene intacto Desde aquellos “Besos Robados” (1968) de Truffaut a “El Placard” (2001), de François Veber, o de “Mi Tío de América” (1979) de Resnais a la entrañable “Amelié” (2001) de Jeunet.
Por favor no quiero que piense que estoy comparando estas películas con “Rompecorazones”, es simplemente para establecer un punto: En la mayoría de los casos la comedia francesa se toma el tiempo necesario para construir los personajes, dándole a sus acciones y diálogos un sustento más importante.
Alex (Román Duris) es un seductor nato, viste bien, se perfuma bien, habla más de un idioma y trabaja de “hacer y ser” todo eso. Él; su cuñado y su hermana tienen una agencia que se dedica a romper o separar parejas, basados en la convicción de la existencia de tres tipos de mujeres casadas:
a) Satisfechas
b) Insatisfechas y resignadas a su destino
c) Insatisfechas pero no resignadas.
Por definición, queda claro el lugar en que quedan parados los maridos en todo esto, sobre todo los del grupo “C”, que es precisamente donde el trío entra en acción por pedido de algún pariente, amigo o compinche. La verdad es que los guionistas no se molestan mucho en explicar cómo Alex se hace conocer, de donde vienen los clientes, y demás cuestiones. Si lo pienso un poco, es fácil aplicar la frase "tirado de los pelos",
También es verdad que los primeros diez minutos de introducción están tan bien planteados que logran desviar todas las preguntas, porque queda muy clarito: para lograr que las mujeres se den cuenta de que están desperdiciando sus vidas “al lado de ese energúmeno” Alex hace de todo, excepto acostarse con ellas. Las seduce, coquetea, y emociona utilizando todos los datos que el equipo averiguó previamente. Un apostolado lo de éste muchacho, no me diga que no.
Sin embargo, el conflicto se desata a partir de un encargo que reviste intereses que van mucho más allá de la preocupación inicial, ya que Alex debe separar a Juliette (Vanessa Paradis) de Jonathan (Andrew Lincoln), una pareja aparentemente perfecta.
La narración está correctamente llevada por el realizador Pascal Chaumeil en su primer largometraje (luego de algunos trabajos para la TV francesa), apoyado en las buenas actuaciones de todos. Hay momentos en los que François Damiens se roba las escenas. Me pareció extraña la elección de la cantante/actriz Vanessa Paradis (aquella del hit "Joe Le Taxi" ¿recuerda?), interpretando su rol de futura esposa en una pareja prefecta, su actuación está un escalón más abajo que el resto del elenco. De todos modos es un detalle que no hace a la cuestión.
La música está totalmente acorde con lo que se plantea, tanto las canciones como el tono casi picaresco de la banda de sonido, como cuando están realizando el trabajo previo al encuentro “casual” de Alex con Juliette. La fotografía cumple adecuadamente su función, al igual que la compaginación que tiende a disminuir un poco de ritmo, por ejemplo alargando un final que resulta, como mínimo, esperable. De todos modos “Rompecorazones” es una agradable comedia romántica con momentos muy graciosos.
Nadie que quiera entretenerse un rato va a salir decepcionado. Que se divierta.