As de Corazones
La comedia romántica vuelve a sorprendernos con un relato que, a pesar de lo trillado y previsible que puede parecer, gana ante la forma que Pasacall Chaumeil decidió encararlo, articulándola a partir del carisma y la química de sus personajes junto a los cruces de géneros.
Alex tiene como profesión la de romper corazones, es decir, lograr que cualquier mujer se dé cuenta que su novio, prometido o marido es un chanta y lo dejé para comenzar una nueva vida. Sus recursos son múltiples pero nunca será el sexo. Su próximo trabajo será evitar que la joven heredera de un imperio se case con un apuesto muchacho que nada tiene de malo. Así es como comienza la historia que ya sabemos cómo terminará.
Rompecorazones (L´arnacoeur, 2010) recorre todos los lugares comunes en que la comedia romántica puede caer. Esto es: Joven contratado para evitar boda terminará enamorándose de la novia y viceversa. La pregunta es si está mal que así sea. La respuesta es contundente: No. Rompecorazones se sostiene a partir de una trama que nos va llevando por diferentes carriles. Desde el suspenso, el thriller, comicidad hasta llegar la comedia rosa. Chaumeil demuestra que se puede hacer un producto superfluo pero sin descuidar el resultado final.
Romain Duris y Vanessa Paradis son sin duda dos extraordinarios comediantes que le dan al film un plus extra. Esto se condimenta con la química que tienen en pantalla y que se transmite hacia el espectador. Gracias a sus aportes actorales, uno termina por creerse lo que sus ojos están viendo. Aunque desde la lógica resulte lo contrario y no se pueda encontrar verosimilitud en un relato que nunca pretende tenerla.
Cuando uno elige ver una película de este tipo todo lo que pide es que cuente una historia (al menos bastante bien) y que logre el cometido de hacernos pasar un buen momento, solos o acompañados. Rompecorazones no sólo cumple sino que además el resultado final es mucho más que digno. Una comedia romántica que apunta de manera directa a reconstruir el corazón, pese a que su título diga lo contrario. Para qué más.