Corazones con agujeritos
Como para refrescar la cartelera, llega una comedia francesa, con acción, con mucho ritmo y con un marco en la riviera insuperablemente glamorosa de Montecarlo.
Romain Duris -que una vez más muestra su enorme ductilidad para papeles tan diversos como los de Molière, Las muñecas rusas, El latido de mi corazón o las películas de Tony Gatlif- se pone ahora en la piel de Alex, un profesional que se gana la vida rompiendo parejas.
Efectivamente, Alex es considerado como un agente infalible en el arte de desvincular corazones: vende sus servicios y por un buen honorario, tiene una tasa de efectividad increíble y en pocas semanas lo que era una "feliz" pareja, desaparece.
Con ese pequeño hilo argumental -y no demasiado original por cierto, debemos admitirno-, se abre el abanico de "Rompecorazones" no solamente en una comedia romántica con una estructura clásica -polos opuestos que tras el rechazo, se atraen- sino también logra manejar un espíritu de espionaje sentimental, disfraces, escuchas telefónicas, falsos documentos, encuentros clandestinos... un mundo detectivesco que Alex utiliza con el único objetivo de cumplir exitosamente su misión.
Y habiendo una regla, siempre habrá una supuesta excepción: y ese caso que parezca sencillo no lo será tanto y rápidamente pondrá a prueba su infalibilidad.
Este nuevo caso es Juliette -Vanesa Paradis (quien vuelve al ruedo del cine después de haber tenido una carrera como cantante y ya conocida como modelo), una joven heredera que está próxima a casarse con un americano millonario a quien ella ama, pero evidentemente hay otros intereses de por medio para que esa pareja no prospere. Y como es de esperar, ante un caso que se va complicando, Alex arbitrará absolutamente todos los medios como para que Juliette termine rendida ante su despliegue de artillería seductora. Lo logrará?
Si bien "Rompecorazones" no aporta absolutamente nada nuevo, la trama se las ingenia como para que el interés no decaiga pero el punto fuerte son algunas de las actuaciones. Duris rápidamente se mete a la pantalla en su bolsillo, tiene carisma y seducción como para que su papel sea completamente creíble.
Lo acompañan dos "socios" en su emprendimiento y que cuentan con diversas estrategias para irrumpir en la vida de sus "casos": la pareja vivazmente interpretada por Julie Ferrier -con una larga trayectoria teatral y cinematográfica: trabajó en la última película de Jeunet, "Micmacs", la ya vista en Mar del Plata y el BAFICI, "Tournée" y con Klapisch en "Paris"- y Francois Damiens -a quien veremos próximamente en "Le petit Nicolas"-. Ellos son los que logran realmente los mejors momentos de comicidad del film, bordeando una dosis de delirio que suma al resultado final.
Paradis pasea su belleza y sinceramente no mucho más que eso. Quizás no sea el phisique du rol perfecto para Juliette, una jovencita como de casi diez años menos de los que realmente Paradis tiene actualmente y si bien con Duris hay un cierto magnetismo, la disparidad en los niveles actorales hace extrañar una protagonista femenina con mayor potencia.
Sin embargo, tiene todos los elementos para redondear un buen pasatiempo, con una buena factura técnica, entretenido e ingenioso y muy a pesar de sus lugares comunes y de su inevitablemente visible aroma de happy ending digno de una buena comedia romántica liviana que se viene perfilando desde el principio de la trama, siempre es bueno que nuestras pantallas sean visitadas por un cine diferente al hollywoodense. Y en ese caso "Rompecorazones" cumple dignamente con lo propuesto, sin grandes aspiraciones.