Cuando el mensaje importa más que el cine
El director Roberto Maiocco hizo de Romper el huevo una suerte de expiación, ya que la idea de la historia de un hombre que espera durante más de diez años la concreción de una adopción surgió mientras él atravesaba una situación similar. Es una lástima que las buenas intenciones sean solamente eso, y no logren redondearse en una buena película. O al menos en una interesante.
Manso Vital (el cantante y comediante Hugo Varela) enviudó hace años. Sobre el lecho de muerte le prometió a su mujer que adoptaría un hijo, algo que aún hoy, doce años después, todavía no ocurrió. Pero una vuelta del guión carente de cualquier atisbo de lógica hace que finalmente se concrete el trámite.
A partir de ese momento, el protagonista pasará del desprecio a un cariño progresivo, marcando así la moraleja de una película retrógrada (conceptualmente y formalmente ochentosa, en el peor sentido del término), centrada exclusivamente en la transmisión de un mensaje inequívoco.