El género documental definitivamente le sienta más que bien a Santiago Loza, un realizador que nos tiene acostumbrados a películas muy particulares, de las más “autorales” de nuestro cine. Pero en esta ocasión, presenta un film que no solo ostenta el lujo visual que caracteriza a su cine, sino que es muy dinámico y original, sumándose a esta brisa renovadora que está respirando el género documental en Argentina, habitualmente asociado a la denuncia social, y lamentablemente, por ende, instalado en el imaginario popular como un cine triste, aburrido. Sin dudas, Rosa Patria no es el caso.
Debo admitir que, en aquel momento cuando la vi en el pasado BAFICI –donde resultó ganadora de una Mención Especial en la Competencia Argentina–, llegué a la sala esperando nada. Tras la decepción sufrida en Mardel 2008 con Ártico, bien dice el refrán que "un tropezón no es caída", y Loza volvió para deleitarnos con una pieza única, indispensable.
Rosa Patria es un recorrido por la vida de Néstor Perlongher, poeta y pionero de la militancia gay en la Argentina de los 70. Un personaje rico del cual Loza supo traducir en imágenes cada uno de sus mejores rasgos. De esta manera el film intercala entrevistas de quienes más lo conocieron –Rodolfo Fogwill, Fernando Noy, Alejandro Ricagno, entre otros– con pequeños fragmentos musicales e interpretaciones de alguna de sus piezas. Con el pintoresco agregado de breves pero precisas inserciones de la voz en off del propio director (con su leve y delicioso acento cordobés) como separador –y a la vez, conductor– de los diferentes bloques del relato.
El film en su totalidad es de una belleza extrema, es exacto, nada sobra ni falta en él. Una narración precisa, que resulta interesante para cualquier tipo de espectador con ganas de conocer a un personaje tal vez desconocido para muchos, pero fundamental para la historia de la comunidad gay argentina.
De principio a fin, en esta película se siente además la presencia de un realizador sin pretensiones grandilocuentes, pero dotado de capacidades infinitas para ganarse un lugar entre los mejores de la historia de nuestra cinematografía.
Bien por Loza, un grande lleno de humildad, algo difícil de encontrar entre los realizadores actuales, lo cual lo hace más grande aún.