Lola (Sofía Brito) es una mujer con problemas. Tiene tres hijos chicos, dos varones y una nena, Rosita (Dulce Wagner), de tres padres distintos. Ella trabaja en un spa y la plata no le alcanza, por lo que tiene que vivir en la casa de Omar (Marcos Montes), su padre, con quien no se lleva bien pues él la abandonó a ella y a su madre cuando era muy chica.
Pese a todo ella tiene novio, intenta encarar la vida con alegría, hasta que un día vuelve a la casa, encuentra a sus hijos varones jugando y Rosita no está, se la llevó el abuelo Omar y no aparecen en toda la noche. La tensión crece, lo mismo que la desesperación y la angustia.
Con un comienzo prometedor, la directora Verónica Chen mantiene el suspenso y la intriga. Pero eso dura poco. La nena y su abuelo regresan a la casa en la mañana siguiente, dando una excusa muy poco convincente. Lola no le cree a su padre que tiene antecedentes penales, pero trabaja como guardia de seguridad en un club náutico.
De este modo la historia pega un brusco giro. El interés que el espectador tuvo por Rosita se disipa y lo que importa es la vida que puede tener Lola, de qué manera puede mantener a sus hijos y cómo se relaciona con su padre.
La película se sostiene en el protagonismo de Sofía Brito. A su personaje le da todos los matices posibles, como son el amor, el sufrimiento, la ira, el enojo, etc. La variedad de los vaivenes emocionales están muy bien representados en cada escena.
Pese a la profundidad y el dramatismo con el que es retratado el film, ya sea desde sus acciones o diálogos, hace agua en la reiteración de la información dada con anterioridad. Si Omar le explicó verbalmente qué es lo que les sucedió y porqué quedaron varados en Retiro, no era necesario luego mostrar el derrotero que hicieron y contar que Omar tiene problemas con la visión y también de ubicación y razonamiento. Porque aquí yace otro inconveniente narrativo, al no poder justificar el hecho de que porta, queremos creer que legalmente, un arma de fuego. Si es así, ¿cómo le dieron el permiso de portación a alguien que no ve bien?
Lo mismo sucede con ciertos personajes que influyen poco y nada en la historia, para luego dejarlos de lado.
Lamentablemente la realización es despareja. Lo más destacable es observar cómo Lola se reconstruye con un gran esfuerzo propio y, por añadidura, perdonar y mejorar el vínculo con su padre.