Historia de conflictos personales con tono cotidiano, asordinado, suburbano, Rosita es la historia de Lola (Sofía Brito), que vuelve a casa un día, después de dormir con su novio y antes de ir al trabajo, y su pequeña hija, Rosita, no está. Sus dos hijos mayores dicen que salió con Omar, el padre de Lola, en cuya casa viven. Pero las horas pasan, la angustia crece, y como no hay señales de la nena, denuncia en la policía. Aunque la película no va por el lado trágico que puede imaginarse, sino que pone el foco en la problemática relación de Lola con su padre. Y ahí todo se enrarece: ¿qué hicieron durante esas horas de ausencia?, ¿por qué no llamó? ¿qué dice la niña? Porque en esta película de Verónica Chen (Vagón Fumador, Agua) los finales felices pueden abrir la puerta hacia pozos más profundos y difíciles de encarar. Chen mantiene una cuota de misterio acerca de lo que pasa, y esos asuntos informan acerca de los vínculos entre los personajes. Pero de a poco, a través de ese cotidiano, entre casas ajardinadas, corridas a la escuela y pasos firmes de una joven madre, preocupada y fuerte. Hasta cerrar un círculo que se abrió con una primera imagen inquietante, en la que un hombre, de noche, dispara y mata a un perro que ladra.