Este policial negro nacional con toques del Juan Carlos Desanzo de los ’80, marca el retorno de Gustavo Cova a un film con actores, ya que sus últimos dos trabajos habían sido de animación; el notable Booggie el aceitoso y el dinámico y colorido film infantil Gaturro. Y hace más de veinte años atrás había realizado junto a Horacio Maldonado Alguien te está mirando, una pieza de ciencia-ficción vernácula que, a la distancia, parece haber inspirado a varias piezas estadounidenses recientes, como La cabaña del terror.
Precisamente se vuelve a formar aquí la dupla Maldonado-Cova, ya que el primero oficia de productor y coguionista.
Luego de unos atrayentes títulos que denotan el aliento a cómic que le quiso imprimir el realizador a su película, el arranque es
ciertamente cinematográfico, con varias situaciones violentas e imágenes sugerentes despojadas de diálogos. El crimen de un
político candidateado en un raído hospedaje-burdel da el puntapié inicial a una historia que progresa a buen ritmo y de manera
intensa. Los movimientos constantes de cámara y una edición frenética colaboran en las saludables intenciones expresivas de
Cova. Si bien algún pasaje aparece forzado o demasiado arquetípico, la idea del film es centrar el nudo más en la acción que
en la trama, dando lugar a varias escenas de enfrentamientos y persecuciones. El tema de la corrupción política y el periodista que
denuncia puede resultar oportuno en el contexto actual, en una pieza arriesgada y entretenida que además es de género, premisa
al que nuestro cine debería recurrir con mayor asiduidad. Dentro de un correcto elenco se destaca claramente la composición de
Gustavo Moro como el travesti, pero asimismo la participación de Rubén Stella en un rol de inspector que maneja bien, el inquietante rol de Adrian Venagli, el aporte verosímil de Nicolás Pauls, el despliegue físico de Luciano Cáceres y la apropiada belleza y presencia, para el estilo noir del film, de Emme.