Lugares comunes
Gustavo Cova se arriesga al género policial a través de un relato demasiado artificial y con vicios que se repiten una y otra vez. Aunque busca una estética unificadora que enmarque el relato, no consigue credibilidad en las escenas o personajes, ni autenticidad en la búsqueda de algún tipo de emoción. Un guión con muy poco sustento que tampoco colabora a permitir algo de vuelo a un film fallido.
Julián (Luciano Cáceres) es un ex convicto recién salido de la cárcel. En su primera noche libre, en la habitación de un hotel alojamiento rescata y conoce a Cintya (Emme), una prostituta que presencia el asesinato de su cliente, un candidato a diputado nacional. Poderosos políticos están implicados en el homicidio de este hombre, quien guardaba valiosa y comprometedora información. Buscados por un asesino a sueldo y por la policía Julián y Cintya permanecen prófugos, pero le piden alojamiento a Rita (Gustavo Moro), la amiga travesti de ella, quien los ayuda y encubre. En el medio de esta persecución nuevas pistas van completando la trama que devela las verdaderas intenciones de cada personaje.
Se entiende que Cova propone un policial urbano, donde la marginalidad aparece en primera plana como marco adecuado para la historia que desea contar (calles con prostitutas, boliches de travestis, pools vacíos, bares inmersos en la oscuridad). Pero todo en la película está armado en base a clichés y estereotipos que se vuelven irrisorios: los agentes de la policía maltratadores y homofóbicos, los políticos corruptos, la prostituta que tiene nobleza, el ex preso que busca el amor y la redención; por nombrar sólo algunos. Semejante combo de simplificaciones hacen demasiado ruido en un film que de original tiene muy poco.
El comienzo de Rouge Amargo (2013) pretende marcar un rumbo misterioso, pues se suceden una serie de escenas e imágenes en dónde ningún personaje habla. Todo el tiempo se hace evidente que todos esconden algo pero el film se guarda los ases para entrado el final de la película. Este retraso en presentar algunas pistas interesantes aletarga el film y le resta interés. Una película que supuestamente apuesta a una trama se regodea por demás en aburridas y reiterativas escenas de persecución contadas de un modo ágil pero que apenas logran algo de suspenso.
Entre una serie de fallas, la principal son los personajes, pero también los actores. No es que estos últimos tengan responsabilidad en la interpretación, los personajes son sosos aún sin pensar en las actuaciones. Pero como si esto fuera poco, los actores del film no son para nada convocantes y solo algunos de ellos convencen en sus papeles (no es el caso de los dos protagonistas que ni en las escenas hot consiguen algo de chispa). Por otro lado, las escenas donde aparece Rita, la amiga travesti de Cintya, no solo que abundan sin necesidad sino que perturban bastante un producto que ya es de por sí bastante bizarro y absurdo.
Adoptar un estilo y clima local no está mal pero si se hace con autenticidad y un poco de novedad. Además, Cova deja al descubierto los hilos del guión, obstaculizando así la inmersión del espectador en la trama, y haciendo evidente cada giro argumentativo de forma bastante obvia y ridícula.