Esa chica no es real
Muy agradable comedia sobre la idea de conseguir la novia que uno siempre imagino, donde con mucha simpatía se narra una gran historia llena de emoción y ternura. Aunque hay largas escenas bastantes innecesarias, la película obtiene su mayor fortaleza en los momentos más íntimos y profundos de una muy lograda historia romántica.
Si bien los concepto del escritor con bloqueo creativo o la posibilidad de crear personas no son nuevos ni originales en el mundo del cine, esto poco le importa a la guionista ya que el punto clave de la historia radica en la imposibilidad del protagonista de aceptar que nunca siempre puede obtener lo que quiere. En este caso, se manifiesta en su expresión máxima al darle la posibilidad de soñar/crear a su novia ideal, pero igualmente es incapaz de conseguir la felicidad al no poder controlarla. Un planteo interesantísimo que a pesar de ser llevado de manera un tanto previsible, asombra por la calidez de su trama.
Paul Dano se luce con una impresionante interpretación de este hombre complejo que supo ser famoso y ahora padece de la vida sin ninguna motivación u objetivo. Un personaje pidiendo a gritos un poco de compañía, pero por su extrema introversión solo tiene las visitas de su hermano. Por lo tanto, si hasta el momento el espectador logró identificarse con el protagonista la llegada de Ruby a la trama le provocará una inmensa sonrisa.
Al principio todo va de maravilla, los dos se divierten constantemente y Paul Dano vuelve a sonreír. Lamentablemente para él, la trama empieza a encaminarse en una linea altamente dramática donde esa historia de amor idealizada y onírica se vuelve muy real y ahora Dano no puede soportar que ella actué, piense o sienta de forma diferente a él. Por lo tanto el conflicto se desencadenará en una serie manipulaciones que solo llevarán a su obvia conclusión donde (en por ahora la mejor escena del año) el protagonista obtendrá una gran lección sobre la vida.
Sin embargo, tristemente la película tiene sus errores y algunos son bastantes serios. Para empezar están la madre y padrastro del protagonista quienes son una horrible caracterización de la moda New Age. Hay una fiesta donde innecesariamente y de manera muy superficial se discute sobre la personalidad de los personajes. Se encuentran detalles muy fuera de lugar, más propios de una producción estudiantil, como son una silla de madera o la simbolización del cambio de vida en el traspaso de una máquina de escribir a una laptop. Por último y bastante importante, el desenlace final de la película es sumamente forzado donde con el afán de buscar un final explícitamente feliz se crea una escena confusa e innecesaria.
En conclusión, si bien "Ruby, la chica de mis sueños" tiene sus traspiés no deja de ser una gran película que cuestiona con inteligencia la idealización del amor.