Ruby, la chica de mis sueños

Crítica de Pablo Raimondi - SI (Clarín.com)

El poder de la palabra

¿Qué harías si pudieras regir las acciones de alguien con solo escribir un par de palabras? ¿Y si te enamorás de esa persona? ¿Y si además la soñaste? Todas estas preguntas tienen su respuesta ficcionada en Ruby, la chica de mis sueños, lo nuevo de Johnatan Dayton y Valerie Faris, creadores de Pequeña Miss Sunshine y especialistas en dirigir videoclips musicales: The Smashing Pumpkins, Offspring, R.E.M., Red Hot Chilli Peppers, entre otras bandas de renombre.

La dupla de directores en esta ocasión se metió de lleno en una historia de amor que combina comedia, toques de suspenso (sin llegar al susto, pero sí a la intriga) y una interesante vuelta de tuerca que recuerda a la construcción de personajes como la célebre El ladrón de orquídeas (Adaptation). El argumento es sencillo, Calvin es un joven y exitoso escritor quien, como la mayoría de sus colegas, debe enfrentar el famoso “temor a la hoja en blanco” ante un desafío editorial de comenzar una nueva obra que lo consagre. La angustia se apodera del actor Paul Dano (quien interpretó a Dwayne en Pequeña Miss Sunshine y también se destaca en la flamante Looper) y recurre al sueño como su aliado de inspiración.

Así en estado onírico aparece ella, Ruby Sparks (Zoe Kashan), una colorada intrigante que tomaría protagonismo en su nuevo libro. Lo que menos piensa el escritor es que su creación ingresaría a su vida cotidiana. Y aquí es donde la película podría derivar en una clásica historia de encuentros y desencuentros o personajes secundarios que creen que el novelista se relaciona a una figura inexistente. Pero no, ella es de carne y hueso y comenzará a vivir una particular historia de seducción con Calvin y todos sus allegados.

El joven actor estadounidense calza perfecto en el papel de escritor introvertido, un lector apasionado que contrasta con la efervescente y multifacética personalidad de Ruby. Y a la actriz Zoe Kashan le sientan muy bien las comedias románticas (como Enamorándome de mi ex o Al diablo con el amor). Calvin siente tocar el cielo con las manos por haber conseguido al codiciado amor que soñó por años: es simpática, afín a sus gustos, muy sociable (a veces en demasía), buena cocinera, deportista, sexualmente inobjetable. En síntesis, la novia ideal.

Pero como en estas películas siempre hay cosas que se desbarrancan, una máquina con teclas (y atención, no es una computadora) irá cambiando las actitudes de la bella Ruby quien pondrá al novelista en una verdadera disyuntiva. Lo empalagoso, a la larga sabe mal y cuando un sueño se cristaliza, también puede tener ribetes atemorizantes.

Mención aparte para la familia de Calvin, muy ligados a los inolvidables Focker, aquella pareja libertina encarnada por Bernie (Dustin Hoffman) y Rozelin (Barbra Streisand) que incomodaba a su hijo Greg (Ben Stiller). En Ruby, la chica de mis sueños aparece la madre (Annette Bening), una amante de la naturaleza que rehizo su vida junto a su pareja, un canoso y jocoso Antonio Banderas que hará sonrojar al huraño novelista.

Esta película destila dulzura, dejará pensando al espectador y demostrará como el amor es algo que se construye paso a paso, sin necesidad de buscar (o forzar) un ideal, sino experimentándolo día a día, entendiéndose mutuamente con naturalidad. Como la vida misma.