Ruido

Crítica de Alejandra Portela - Leedor.com

Hace unos pocos dias volví de ciudad de México. Y entre las muchas cosas percibidas con el poco tiempo dedicado a una ciudad que visito por primera vez, estuvo la sensación de que la violencia politica, los secuestros, asesinatos y desapariciones de personas son parte de una verdadera olla en la que todo ebulliciona sin parar. Frente a eso, y aunque llego de muy lejos, no se puede ser indiferente.

Con un gobierno democrático que, no por socialista deja de arrodillarse frente a los intereses del país del Norte y con el que comparte una de las fronteras más problematicas del mundo, México hierve todos los dias entre un estado de zozobra y temblor (literalmente), ciudad militarizada, sitiada por multiples barricadas de chapa y reja que cubren sus monumentos, museos, catedral o el centro simbólico político de la ciudad que es el Zócalo.

Nos dicen que una de las marchas más violentas (sino la más) es la de las mujeres durante el 8m. Las mujeres de México sufren una violencia sin medida, descomunal, apenas equilibrada por la existencia de los vagones especiales que el metro guarda para ellas. La plaza, la calle, el transporte público son eminentemente espacios masculinos. Las chicas cuando marchan, no caminan, corren en manada, arrojan piedras, rompen. Las provoca un estado de injusticia permanente.

Las últimas escenas de Ruido, el estreno mexicano que llega a las salas de Buenos Aires este jueves 13 de octubre recrean esa desmesura de las marchas feministas en alguna ciudad mexicana. Las mujeres y la policía están en guerra en México. Y esto es algo que parece irrevocable.

¿Por qué desaparecen las personas, tantas personas en un país dominado por el narcotráfico y la delincuencia? Cifras recientes hablan de 120.000 desaparecidos en los ultimos 30 años. ¿Por qué desaparece una joven recien recibida que fue a un lugar de veraneo a festejar su titulo? Esta es la historia de Ruido.

Ger es buscada desesperadamente por su madre frente a la inoperancia y corrupción del Estado. En esa búsqueda, Julia termina arrastrada por la ola con la fuerza de una esperanza y la unión de esa lucha. El espectador entrará primero a la situación personal para luego cerrar con el abrazo colectivo. Elección que la directora, recordada por su largo anterior Los adioses (2018), no puede dejar pasar. En el centro, la pelicula fluye con un tono grave y pausado describiendo el horror desde la mirada de esa madre y alternando la ausencia con momentos de aturdimiento feroz que se resuelven escenificando un desierto.

Momentos casi documentales con mujeres que forman parte de la Asociacion Voz y dignidad por los nuestros S.L.P, A.C. y del Colectivo Buscándote con amor de Estado de México, suman en el film un componente que sale de la ficción, y que no hace otra cosa que afianzar el grito necesario. Grito al fin.