“La víctima no necesita ser buena y pura para ser comprendida como víctima, solo necesita ser persona”. Rita Segato
El film se inicia con el primer plano de una mujer, de unos sesenta años, que por momentos es tapada por un humo violeta que luego se aleja para dejarla sola frente a cámara. Su rostro refleja cansancio, dolor y tristeza, pero a la vez, su mirada irradia la fuerza interior de una persona que luchará hasta las últimas consecuencias en busca de justicia.