Motores en furia
Rush pasión y gloria (Rush, 2013) logra impregnar las emociones del mundo de la Formula 1 y llena la pantalla de todo ese calor automotriz: lo metálico, el miedo y sobre todo el peligro a muerte. Pero de toda esta pura emoción no se puede evitar dejar para el final la cuestión de la velocidad, pues el relato y las sensaciones van de la mano y lo que se tiene es una película de una gran intensidad que toma la forma de un automóvil que se desplaza por un circuito a toda furia.
La historia es la rivalidad entre los pilotos: Niki Lauda (Daniel Brühl) y James Hunt (Chris Hemsworth). Uno es austriaco y el otro británico. Entre ambos, es decir antes de llegar a la F1, hay una feroz competencia. Primero juvenil y evidente, pero luego se convierte en una forma de vida. Y entonces la única forma de existir de uno es con respecto a lo que hace el otro. Aunque uno siempre será el primero y el otro el segundo, o al revés. Así hasta ver quién es el campeón del mundo de la Fórmula 1 el año 1976. La meta no solo es vencer al rival sino, al mismo tiempo, evitar a toda costa que gane. Niki Lauda, fiel a su origen germánico, es más estratega y romántico aunque no menos existencialista, mientras James Hunt es un modelo de revista femenina que se postula para ser gladiador y así disfrutar del éxito y la publicidad. Cada uno, sin embargo, se sumirá en el mundo oscuro y mortal que parece ser la Fl y tendrán que lidiar contra ello.
Ron Howard juega, como en sus películas anteriores- caso Una mente brillante (A beautiful mind, 2001)- , con la emoción presente que se construye con un argumento sustentado por el tiempo. Por años, los dos pilotos son rivales. Así se va cargando de drama en vista al desenlace. En ese punto el guión no puede dejar de manejar cambios, lo predecible, lo impredecible e incluso la desilusión al tomar la postura de alguno de los pilotos, pues de no hacerlo se perdería la estructura general y solo convertirse en una revisión histórica e informativa. Entonces teniendo la cuestión de la emoción en primer plano se genera la idea de que cualquier hecho puede traer otra escena que lo cambie todo. Así se hace Rush pasión y gloria, sobre las curvas invisibles que repentinamente aparecen en un circuito que el espectador va a recorrer con los dos personajes principales. Y si más allá de que la película no sea una obra que ofrezca mucho en cuestiones cinematográficas, precisamente su desenvoltura es lo que hace que uno le preste toda la atención.
Cabe señalar que el momento crucial que atraviesa Niki Lauda es un golpe que la película asume y se sumerge sin temor, dándole otro matiz y así atraer más al espectador. Puesto que, según como se esperaba, parecía impensable que se pudiera ver todo el sufrimiento de Lauda.
Al final Rush pasión y gloria es la historia de dos personajes cuyas características los vuelven amados y detestables, pero aun así, nunca se pierde el afecto narrativo que se tiene por ellos. De otro lado los circuitos de la Fórmula 1 son tratados como escenarios bélicos y eso es lo más atractivo. Así mismo por toda la recreación histórica y los autos de los 70s. Pero lo más importante es como todo van creciendo sobre la guía de esa mega-emoción por la cual se mueve la película y que, al llegar el desenlace uno les quite las imposturas y se vean como personajes que realmente, pudieron existir.