Soñando recorrer el mundo, el argentino Víctor Hugo Saldaño se marcha de su casa y emprende un azaroso viaje hacia Estados Unidos. Allí comete un crimen en 1995 y es sentenciado a muerte dos veces, en un inédito proceso judicial plagado de racismo y discriminación, que lo mantiene recluido hasta hoy en el tenebroso corredor de la muerte en Texas.