De tango... y de mucho más
Es un retrato conmovedor de la relación entre el genial Horacio Salgán y su hijo César, también pianista.
Horacio Salgán es, a sus 99 años, el máximo exponente vivo -junto a Mariano Mores- del tango. Un prócer tímido, renuente a las entrevistas, que cultivó el bajo perfil a lo largo de toda su carrera. Su retrato en la intimidad ya haría de Salgán & Salgán todo un hallazgo. Pero este documental va mucho más allá de lo anecdótico, de lo biográfico y hasta de lo musical: habla del amor padre-hijo, del peso de un legado. Y presenta a otro personaje notable, César Salgán, el heredero del piano en el legendario Quinteto Real.
El tango no es ajeno a la estadounidense Caroline Neal: aficionada a las milongas, estuvo casada con Ignacio Varchausky, fundador de la orquesta El Arranque, y en 2006 dirigió otro documental vinculado al género, Si sos brujo, sobre la creación de la Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce. Filmó a los Salgán durante más de cuatro años, y logró con ellos un grado de intimidad y confianza que consiguió plasmar en una película hecha de detalles -los chistes que Horacio lleva anotados para contar en público, el plato de comida que César le prepara amorosamente- y palabras tan profundas como los silencios.
Coautora del guión junto a Alberto Muñoz, Neal también es la narradora de la película, con una voz en off que no elude la primera persona: una decisión que, sumada al acento de Neal, podría incomodar, pero que, al contrario, agrega calidez a una historia conmovedora. Sus lúcidas reflexiones, sumadas a las sinceras confesiones de César, son el hilo conductor de una película que privilegia los sentimientos por sobre lo enciclopédico, y que va ganando en emoción e intensidad casi sin que nos demos cuenta.
César cuenta que la primera vez que vio a su padre fue en la televisión. La relación entre ambos siempre fue particular, e incluyó un distanciamiento de 18 años. Horacio dice que olvidó todo, porque vive en otro mundo: el de la música. César asume con naturalidad y sin renegar el karma de ser “hijo de”. Bajista antes que pianista, también fue piloto de autos de carrera, y en una frase resume todo: “Me costaba menos correr en un día de lluvia que tocar A fuego lento”.