Dalí, salvador de la eterna genialidad artística
Después de dos años desde su realización, llega a proyectarse en Argentina el documental Salvador Dalí: En Busca de la Inmortalidad (2018), sobre el inigualable artista plástico. Dicho largometraje, realizado por el documentalista David Pujol, además de numerosas y pertinentes imágenes de archivo, cuenta con los testimonios de Montse Aguer (experta en la figura de Salvador Dalí, filóloga y directora de los museos de la Fundación Gala-Salvador Dalí) y Jordi Artigas (coordinador de las casas-museo de Púbol y Portlligat, de la Fundación Dalí). La composición retórica espacial de Salvador Dalí: En Busca de la Inmortalidad remite instantáneamente -para los conocedores de la obra de español- a sus formas, sus juegos entre figura y fondo, sus horizontes lejanos y sus figuras inquietantes.
La finalidad principal de Salvador Dalí: En Busca de la Inmortalidad es la difusión global de la obra del artista. Sin dudas logra cumplir su objetivo, puesto que después de contemplar el documental es posible que el público tenga ganas de visitar y ver personalmente las maravillas que este hombre ha creado, las cuales incluyen la arquitectura de los tres espacios en los que transcurre principalmente esta obra audiovisual. En primer lugar, la ciudad de Figueras en la que Dalí ha nacido (1904) y -no azarosamente- fallecido (1989), en la cual tiene sede el Teatro-Museo Dalí. En segundo lugar, la que también actualmente es la Casa-Museo situada en Portlligat, Cadaqués, que constituyó el lugar de veraneos familiares y de consolidación artística y personal de Dalí. Y por último Púbol, Girona, específicamente un castillo originario del Siglo XI que obsequió a su pareja Gala en los 70.
Cada uno de estos tres espacios está ligado estrechamente a tres momentos distintos de la vida de Salvador Dalí, los cuales -como la metafórica circularidad de sus “huevos gigantes” de plástico- se superponen en la vida de quien logró volverse eterno e inmortal a través de su arte. Aquellos huevos, representación de su efervescencia creativa, son síntoma del constante renacer de un artista polifacético que nunca dejó de reinventarse, saliendo de un nuevo huevo una y otra vez. Después de todo, este documental expresa también la mirada nostálgica de Dalí sobre su pasado y su miedo constante a la muerte, su pelea con la misma, que es lo que ha formado su temperamento y hecho su vida tan prolífera.
En dicho sentido, Portlligat representa su juventud y dicha casa -que se fue expandiendo conforme el nivel creativo de Dalí- representa también el comienzo de una vida junto a su pareja Gala. Espacio que se fue modificando también de acuerdo a los distintos movimientos artísticos del contexto cultural de los que Dalí lograba participar de diversas maneras. Por otro lado, el castillo de Púbol, su más profunda demostración de afecto hacia Gala y lugar de los más exuberantes deseos decorativos por parte de ambos, fue el espacio de la plena adultez y paradójicamente el castillo que albergó el amor y el duelo, como si fuese un cuento de hadas. Por último, la ciudad de Figueras representa el apogeo de su madurez y en palabras de los expertos, su máxima obra y el último legado que nos dejó antes de partir físicamente de este mundo. Ciudad en la que Dalí fue bautizado y en la que significativamente decidió ser enterrado.
El documental en cuestión está dividido estructuralmente en más de veinte partes, que enuncian los diversos momentos artísticos y personales en la vida del artista, en los cuales Gala siempre está presente. Hay que reconocer que este documental le otorga a Gala el lugar en la historia del arte que se merece puesto que ella era una intelectual que -entre muchas otras cuestiones de gran relevancia- conseguía los mecenas para Dalí. El largometraje también esboza la complicada relación entre Dalí y su familia, los acercamientos y las diferencias. Salvador Dalí: En Busca de la Inmortalidad es un recorrido muy completo que logra desarrollar casi todas las aristas de este magnífico y excéntrico artista, quien ha incursionado en varias técnicas y lenguajes: pintura, escultura, dibujo, fotografía, cine, performance, grabado y arquitectura. David Pujol logra establecer a lo largo del relato la conexión entre las obras y la vida, pero sin perder de vista que su existencia en sí misma es su obra. Quizás le ha faltado ahondar en la formación de Dalí como artista, su aprendizaje previo y sus estadías en París, e indagar en las cuestiones referentes a su sexualidad o prácticas por fuera de las normas de aquel entonces, más allá de su profundo vínculo amoroso con Gala. Pero es cierto que con una vida tan extensa es imposible abarcarlo todo, y siempre hay que proponer un punto de vista y una selección.
Aunque parezca extraño para un derrotero tan extenso de 84 años de edad, y muy productivo en cuanto a la creación cultural y artística, no hay tantos documentales sobre Dalí y menos aún sobre la figura de Gala. Uno de ellos es Salvador Dalí: A Soft Self-Portrait (1970), dirigido por Jean-Christophe Averty y narrado por nada menos que Orson Welles, que alterna entre el género documental y una performance de Dalí. Por dicha razón, es más que pertinente y un gran aporte la realización del presente trabajo, el cual consigue retratar la mentalidad y personalidad de un genio contemporáneo que ha logrado a través de su obra trascender los tiempos e historias, logrando su lugar de pertenencia en la eternidad. Porque volviendo al inicio, lo espacial es fundamental en este documental, ya que parece que a Dalí todos los espacios le resultaban pequeños. Desde los lienzos de sus pinturas hasta donde vivía. El hombre se iba expandiendo cada vez más, de lo plano a lo tridimensional, de lo pequeño a lo escenográfico y grandilocuente, incluso esta esfera que llamamos mundo le quedó minúscula… Pues, ¿qué hubiese sido del Siglo XX sin estos artistas-genios?