Salvajes

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

Oliver Stone vuelve al campo del policial retorcido, donde a veces suele refugiarse de tanto bucear en la alta política (por cierto, últimamente no anda demasiado afortunado en ese campo, especialmente en sus documentales-panegíricos de líderes políticos sudamericanos). Dos veces pasó por este cuasi género con muy buenos resultados: las satíricas “Asesinos por naturaleza” –con guión de Quentin Tarantino, algo no menor– y la extraña y caricaturesca “Camino sin retorno”. En ambos casos, Stone terminaba tomando el partido de los criminales (o de alguno de ellos al menos) para construir una mirada despiadada sobre la sociedad americana, aunque en algún caso se pasaba de simbólico o subrayado. En “Salvajes” narra cómo dos jóvenes dedicados al pacífico cultivo de la mejor marihuana del mundo y que comparten novia, deben enfrentar a un cartel mexicano que rapta a la chica y les exige todas sus ganancias de los últimos años.

Hay menos acción, por cierto, que drama, vueltas de tuerca o escenas de tortura, que en algún caso son molestas. Lo interesante es que, como en casi todo el Stone “no biográfico”, el realizador apuesta por el romanticismo de los personajes, por algún valor caído en desgracia como motor de las acciones. Es raro, porque la película termina pareciéndose a un melodrama o, más bien, a su parodia. No deja de ser interesante, aunque está lejos de la locura satírica de “Un domingo cualquiera” o la fuerza narrativa de “JFK”, sus mejores películas.