Bernardo Kononovich ha dedicado gran parte de su vida a trabajar documentales donde aborda los derechos humanos. En esta nueva producción documental (que se estrena casi sin difusión en un solo horario por la tarde en el Gaumont de Congreso), posa su mirada sobre tres sobrevivientes del Holocausto y las invita a compartir su dolor, su mirada y su aguda reflexión sobre los hechos que las marcaron en aquel violento tiempo.
Por qué hay un niño en el título? Dice el director "porque en sus historias hay uno para
ser buscado, salvado, rescatado". Es así.
Las mujeres que prestan testimonio eran niñas cuando los alemanes se ocupaban de exterminar desde sus campos a gran cantidad de miembros de la comunidad judía en plena Segunda Guerra Mundial.
La valentía de sus progenitores, el movimiento justo para evadir a los nazis cuando lo inevitable tomaba forma y la mirada posterior, lúcida, que evalúa los alcances de esa horrible pesadilla, pasma.
Afecta.
Kononovich elige escuchar (es psicoanalista y se nota). Mirar. Compartir. Reconocer ese pasado y ejemplificarlo en una mirada abierta, desprejuiciada, contenedora.
Y supongo que lo más difícil es saber qué hacer con esas vivencias. Porque ese proceso de elaboración de resilencia que Jackeline, Diana y Judith tiene que hacer, conmueve.
Los relatos son muy duros y si no estás preparado emocionalmente, puede que se sientan en el cuerpo más de la cuenta.
La extensión del documental es justa dado la profundidad de los sentimientos que provoca el acercarse a esos relatos. Hay en "Salvar al niño", un encuadre prolijo, modesto y atento a enmarcar cada palabra y darle su justa dimensión. Nada distrae, todo concentra.
Sin dudas, un registro al que hay que vivenciar.
Me atravesó mucho el hecho de reconstruir, como espectador, en mi cabeza, el sufrimiento y la angustia de esos chicos, tratando de escapar a una muerte segura. Y no es sólo esa lacerante herida, sino en muchos casos, desconocer el paradero de parte de la familia, y tener que buscar, dónde están los lazos de sangre separados en esa circunstancia (hecho que dice el director se da en países de Europa Oriental como Polonia y Ucrania). Es fuerte.
Una búsqueda, de alguna manera similar, a la de nuestros chicos que concurren a archivos e instituciones para dar con el paradero de sus familias por haber sido separados durante la pasada Dictadura Militar argentina.
"Salvar al niño", como muchos films de su clase, debería ser programado en escuelas secundarias para su visionado. No es de las películas que hay que olvidar.