La película Salve César! es un homenaje con humor a la era dorada de Hollywood
Denise Pieniazek
Salve César! (Hail, Caesar!/, 2016) es la última película de los reconocidos hermanos Ethan & Joel Coen. Los célebres creadores de largometrajes como Fargo (1996) El gran Lewoski (1998), ¿Dónde estás, hermano? (2000), Sin lugar para los débiles (2007) y Quémese después de leerse (2008), entre otras, nos brindan en esta oportunidad un homenaje tanto crítico como nostálgico al cine clásico de Hollywood. El cine clásico norteamericano ubicado entre 1930 a 1950 aproximadamente (a partir de los´40 ya comienzan a surgir fracturas dentro de ese clasicismo), tenía una serie de peculiaridades que los hermanos Coen utilizan como tópico para su último film, deslizando así mediante cameos, guiños a la historia del cine.
Salve César!, un film especialmente para cinéfilos pero no limitado a ellos, nos situará en un estudio de cine llamado Capitol liderado por el agente de estrellas- interpretado de forma brillante por Josh Brolin- Eddie Mannix (apellido también utilizado recientemente por Tarantino en The Hateful Eight). No es casual la elección del nombre Capitol para el estudio ya que un grupo de guionistas comunistas la enunciarán como un instrumento del capitalismo, parodiando así las listas negras del Macartismo de la época en cuestión. Mannix se encargará de la construcción de los texto-estrella de los actores más importantes del estudio. Como bien se dijo anteriormente el cine clásico de Hollywood posee tres tipos de sistematizaciones acerca de las cuales reflexiona el film: star system, studio system y el sistema de géneros. Mannix manejará la espectacularidad de sus actores desde su apariencia, su vida personal y sus personajes. Tal como plantea Manetti (1999)1 las estrellas atraían al público y eran ancladas a arquetípicos personajes y géneros, de esta forma eran más que actores: eran texto estrella construidos mediante los primeros planos, la iluminación y el maquillaje, logrando así mitificarlos.
Por aquel entonces por lo general cada estudio se ocupaba de determinados géneros cinematográficos, en Salve César! se hará un pasaje por algunos de ellos como el épico, el western, el musical y el melodrama, éste último basado generalmente en reconocidas obras literarias europeas. No es casual que los géneros tomados posean gran espectacularidad y puesta en escena, ya que ese es uno de los conflictos expuestos en dicho largometraje: exponer los trasfondos del detrás de escena y sus avatares, evidenciando así el artificio. No es la primera vez que presenciamos el cine en el cine, es decir el metalenguaje del cine reflexionando sobre sí mismo, lo hemos visto en films como Cantando bajo la lluvia (1952), Sunset Boulevard (1950), La noche americana (1973), La rosa Púrpura del Cairo (1985), Good Morning Babilonia (1987), Las reglas del juego (1992), El artista (2011), entre tantos otros. Pero la peculiaridad de los hermanos Coen reside en hacerlo con mucho sentido del humor y sarcasmo acompañados de una bellísima puesta en escena.
El espectador estará entretenido paseando por los sets de filmación pasando del film épico protagonizado por Baird Whitlock (encarnado por George Clooney, uno de los favoritos de los Coen)-cuya puesta en escena y telones pintados nos remitirán a Ben Hur (1959), Los diez mandamientos (1956) o a las posteriores Espartaco (1960) o Cleopatra (1963). Misteriosamente Whitlock, la mayor estrella del estudio desaparecerá durante el rodaje. En otro plato veremos a un joven actor bien parecido muy virtuoso en el western, pero Mannix decidirá cambiar su imagen llevándolo a otro género. Tal como explica Morin (1964)2 los argumentos se preparan a medida de la estrella, éstas tenían estereotipos de personajes que les eran adjudicados y temáticas pensadas especialmente para ellas. En consecuencia, el joven protagonista del western pasará al melodrama, pero no le resultará tan sencillo ya que cada género requería una actuación codificada, y deberá pasar del caballo del desierto a un sillón en un elegante salón aristócrata. Allí en el set un director europeo nos hará reír como sólo Ralph Fiennes sabe hacerlo, con las indicaciones cliché que le dará al actor. Incluso se le indicará con quien debe frecuentarse, entonces le presentarán a una actriz cuya caracterización enseguida nos remitirá a Carmen Miranda.
Con respecto a los planos apoteóticos del cine clásico veremos una escena totalmente sublime en una piscina, protagonizada por una especie de Esther Williams, interpretada por Scarlett Johansson (quien cambiará su tono habitual de voz para el personaje), en donde mediante la angulación cenital de la cámara la escena tendrá una belleza onírica inigualable. Emanando igualmente a la espectacularidad del género musical veremos una escena de marineros que cantan y bailan, remitiendo al cine de Gene Kelly y Fred Astaire. En consecuencia, la narración se apoyará en el montaje alterno entre set y set, para evidenciar la complejidad del trabajo de Mannix.
Otro tema que se pondrá en cuestión en la película es la representación de Cristo, con quien se abre y estará presente en todo el film, no solo en ese cine dentro del cine, sino también en la subjetividad de Mannix. Para cerrar su reflexión metadiscursiva los hermanos Coen terminarán con un plano de los estudios que encuadra un plano con la leyenda “Be hold” en un tanque de agua, la cual significa “mirad” o en un sentido más específico con Salve César!, significa observar a una persona especialmente notable o impresionante, tal como las estrellas de cine.
1Manetti, Ricardo (1999): “El melodrama, fuente de relatos. Un espacio para madres, prostitutas y nocherniegos melancólicos”, en Cine clásico. Industria y clasicismo. 1930-1957, vol. II, Buenos Aires, Fondo Nacional de las Artes.
2 Morin, Edgar (1964): La estrellas de cine, Buenos Aires, Eudeba.