Los hermanos Coen tienen esa habilidad para atrapar al espectador en historias que son folletines, con mucho de farsa y misterio y en este caso hasta comunistas y conversos. En "¡Salve, César!" nos encontraremos con varios de sus actores fetiche como es el caso de George Clooney y también de Josh Brolin. Estrellas de la talla de Tilda Swinton, Frances McDormand y la agraciada Scarelett Johansson, visten la escena desde lo femenino. ¿La historia? Un disparatado día en la vida de Eddie Mannix, productor del Estudio de Cine Capitol en los años 50, desde cada set de rodaje, se presentará el conflicto de este hombre, un poco agobiado por los avatares de su profesión y a la vez, tentado para participar de un proyecto que podría sacarlo de esa locura y hacerle, según dice el tentador, disfrutar de su tiempo y disfrutar más tiempo con su famila. Como a caballo regalado no se le miran los dientes, Mannix, interpretado por Josh Brolin en un rol a su medida, se debatirá entre su fe, los chismes que amenazan con tirar abajo alguna de sus producciones familiares y la desaparición de Baird Whithlock, que es el actor que protagoniza, "¡Salve, César!", la película dentro de la película: un centurión romano que cae rendido ante el Mesías. La hipocresía del intérprete es tal que no se sabe si podrá hacer la escena de su conversión; sin embargo, su rapto deparará una sorpresa que hará repensar el camino para muchos de los que comparten el oficio. Un George Clooney que se ve distendido y divertido, ya no tan en postura de galán, sino en plano de simpático sinvergüenza que vale mucho para un grupo de comunistas molestos porque el cine de Hollywood está contagiando de capitalismo al mundo entero. La película recordará variados decorados, géneros, coreografías y estrellas que deslumbraron al público de esos años de comedias pasatistas, nado sincronizado a lo Esther Williams, tap y western. Alden Ehrenreich (que participara de "Adorables Criaturas" y "Blue Jasmine"), como Hobbie Doyle, es la figura joven, que fue descubierta por Mannix y es algo despreciado por la alta cultura, los grandes directores, por su acento y habilidades campestres y no tanto actorales; sin embargo, jugará un rol muy destacado en esas 24, 27 horas, de trajín cinematográfico entre el rodeo y Jerusalén.
Un homenaje al cine en tono de parodia, no alcanza a "El Artista" pero tiene lo suyo si son seguidores de estos excéntricos hermanos que siempre nos sirven un cóctel provocador en la pantalla grande.