Todo comienza cuando vemos a Martina (Eva De Dominici) y Manuel (Rakhal Herrero) cruzando la frontera desde Bolivia, él se siente mal, a ellos se los ve desesperados y a los pocos minutos descubrimos que son “mulas” que se instalan en un hotel pero él muere con las cápsulas de cocaína adentro y Martina queda totalmente sola.
A ella la comienzan a presionar y controlar los traficantes porque quieren todas las cápsulas y no les interesa nada de lo que le ocurra porque debe cumplir el pacto. Ella vive la angustiante situación sola y finalmente decide recurrir a su padre biológico Javier (Alejandro Awada) con quien nunca tuvo relación y quien además está casado y tiene un hijo.
Martina mientras espera la resolución recorre el lugar, conoce a un joven (Sergio Prina “El motoarrebatador”) tiene un amor transitorio y sufre algunas persecuciones de los traficantes. Lo que continúa es una fuerte tensión, desesperanza y desesperación, por otra parte está el reencuentro entre una hija y un padre, pero ese encuentro es forzado e irán viviendo ciertas incomodidades, desequilibrios, tensiones, nerviosismo y desconfianza.
Eva de Dominici y Alejandro Awada logran buena química e interpretación, aunque tiene algunas escenas débiles, los acompaña la banda sonora de Santiago Pedroncini, un bello paisaje, se van generando interesante climas, se van creando atmósferas ante un calor agobiante y seres que se sienten asfixiados. Además se muestra como son tentados mochileros ingenuos que deambulan por Latinoamérica, los peligros que corren por conseguir dinero y escapar de ciertas condiciones.