La larga historia comienza en el siglo XVII, tras el suicidio del sacerdote Fabrizio. En el Convento de Santa Clara, en Bobbio, bajan la orden de que éste sea sepultado en tierra profana. Pero hay un modo para que no ocurra: Bendetta (Lidiya Liberman), la monja que lo sedujo hasta el límite de perder la cabeza, debe aceptar que todo es obra de un pacto suyo con el diablo. La mujer, torturada en nombre de Dios, es obligada a pasar por una serie de pruebas para que confiese su culpabilidad, pero ella se mantiene callada y firme en su posición.
Federico (Pier Giorgio Bellocchio en el papel del hermano soldado de Fabrizio) llega hasta el convento para pedir por la memoria del difunto y rogar que sea enterrado donde se merece. Allí comienza a investigar acerca de la responsabilidad de esta femme fatale, y su relación con el fallecimiento de su confesor, hasta que él también se deja cautivar por los encantos de la mujer.