Mundos diferentes
Boy Olmi hace su debut en el cine con Sangre del Pacífico (2009), un film cuyo relato transita entre la realidad y la ensoñación de sus protagonistas.
Un viejo cineasta a punto de morir (Delfi Galbiatti), su hija antropóloga (Ana Celentano) y una mucama peruana que viene a trabajar al país, conforman el trío de personajes que armarán una especie fábula urbana contemporánea, en la que un viejo tomará el rol de libertador del siglo XXI para liberar, de una esclavitud encubierta, a las empleadas domésticas.
La historia nos irrumpe en un mundo de personajes actuales, que narrada en dos tiempos cinematográficos se adentra en un mundo real y otro de ensoñación, el mismo se nos muestra a través de las alucinaciones que va a tener el personaje que interpreta el uruguayo Delfi Galbiatti. Dichas alucinaciones son presentadas como si fueran una película dentro de su mente, algo que pudo o podrá ser. Para ello el director creo dos ambientes en paralelo, el real o presente y el onírico que se compara con la campaña libertadora de San Martín.
El film, que a pesar de presentar algunas falencias técnicas, como la construcción de algunos encuadres, exterioriza algunos elementos interesantes. Tal vez, el más notorio sea la brillante interpretación de Emilia Paino, su personaje, el de una mucama peruana, es de una credibilidad convincente, sin duda una de las revelaciones del año. El elenco se completa por China Zorrilla, Ezequiel Díaz, Delfi Galbiatti y la siempre brillante Ana Celentano. Todo producto de una acertada marcación actoral.
Sangre del Pacífico propone mundos diferentes, en donde cada personaje tiene el suyo, y en muchos casos contradictorios, los hay ricos, los hay pobres y hay quienes estarán entre ambos. Pero dentro de cada uno de esos mundos, habrá quienes buscarán redimirse de un pasado para mejorar el presente de otros, aunque algunos ni siquiera lleguen a asimilarlo. Y eso habla muy bien de cómo esos individuos van creciendo a medida que el film transcurre, y cómo no sólo modificarán la vida de los otros sino también las suyas.
Otro elemento a destacar es el de la reconstrucción de época y el uso de la luz para marcar los diferentes tiempos. Sin ser una superproducción, pero sí muy cuidada en los detalles, tanto el vestuario como la fotografía provocan el quiebre entre pasado y presente.
El debut de Boy Olmi detrás de las cámaras le augura un promisorio futuro, a pesar de los aciertos y desaciertos Sangre del Pacífico es un film cálidamente humano, que rescata valores perdidos en un mundo depredador. Y eso, en este caso, es lo que lo vuelve un film comprometido con la realidad social.