Esteroide cinematográfico
Más que películas, Michael Bay siempre hizo panfletos: a favor del ejército (Pearl Harbor), de policías (Bad Boys), incluso de perforadores devenidos en astronautas (Armaggedon). Si se apartan las cuestiones ideológicas -con las cuales se pueden coincidir o no, eso no importa-, quedan películas que parecen nutridas y poderosas pero que tienen la fuerza de un anoréxico. Hay explosiones, tiros, cohetes, autos que se transforman en extraterrestres o viceversa, pero todo se encuentra mal filmado, sin claridad en cada plano. Porque a Bay no le importan los planos, sino que el choque entre las escenas genere un impacto negador de cualquier análisis por parte del público.