Memoria democrática
En Santiago, Italia (2018), el realizador italiano Nanni Moretti regresa al registro documental para investigar la forzada inmigración chilena en Italia producto del Golpe de Estado contra Salvador Allende en 1973. A partir de entrevistas a refugiados de la dictadura de Augusto Pinochet, el director de Caro Diario (1993) recrea la historia de una esperanza truncada por la intervención norteamericana, la psicopatía militar y la complicidad de los medios de comunicación y de una burguesía totalitaria incapaz de respetar la democracia y al que piensa distinto. Moretti entrevista al reconocido documentalista chileno Patricio Guzmán, director de La Batalla de Chile (1975), y a otros directores y expatriados chilenos que narran sus años de militancia tras el triunfo de Salvador Allende y las persecuciones sufridas tras su asesinato por parte de los militares. En estas entrevistas surgen emotivas historias de militancia en pos de un socialismo popular, humanista y democrático, verdadera pesadilla del totalitarismo estadounidense.
Moretti indaga en la campaña de desprestigio interna e internacional desplegada por los medios masivos bajo la dirección del gobierno norteamericano para impedir que la experiencia de un gobierno de izquierda democrática de coalición sea exportada a otros países con mayor presencia de las fuerzas socialistas, especialmente en Europa. Los entrevistados le confirman a Moretti la información desclasifica sobre la participación de Estados Unidos en las campañas de los opositores de Allende y en la financiación y apoyo logístico del Golpe, así como su apoyo a los ignominiosos lock-out patronales, los actos de sabotaje y la creación de un mercado negro de productos básicos. El director de Mia Madre (2015) también entrevista a dos militares que aún defienden el Golpe de Estado con los mismos argumentos falaces de discurso único que desplegaba la junta de genocidas chilenos en una demostración de disciplina discursiva patética.
Ya sea en las entrevistas sobre los centros clandestinos de tortura o en los relatos de la huida hacia la Embajada de Italia en Santiago de Chile, Moretti rescata la integración de los chilenos a la sociedad italiana e indaga en una época de claroscuros en la que el Embajador italiano demostró una gran hidalguía al ofrecer refugio a los chilenos perseguidos por los macabros militares, títeres fascistas de la burguesía local. A través de Santiago, Italia no solo se puede trazar un paralelismo de dos lugares y de sus personas, sino que el protagonista aquí es la militancia y las esperanzas de los partidarios del Frente Popular chileno, que permiten mirar con una lente distinta el individualismo y el consumismo frenético que asola a una sociedad que aún no despierta de la pesadilla consumista, que se desliga de la historia y que pregona un absurdo presente hedonista permanente y sin futuro.