Un homenaje con más entusiasmo que logros
Fallido análisis de la influencia de Sarmiento
Repasar cinematográficamente la vida y la obra de Domingo Faustino Sarmiento no es, en verdad, una tarea fácil. El director Pepe de la Colina intentó en este film, con más entusiasmo que logros, rescatar el perfil sarmientino a través de una historia en la que el pasado se entrelaza con la actualidad en la figura de una maestra sanjuanina, a la que la directora de su escuela le encomienda organizar un acto para recordar al prócer.
Ella intentará por todos los medios que ese homenaje sea inolvidable y así se dará a la tarea de investigar los detalles públicos y privados de Sarmiento, mientras mediante flashbacks, la figura de ese hombre público se muestra en diversas circunstancias.
Pero la trama se enreda entre esa maestra dispuesta a cumplir con su misión y algunas de las diversas alternativas de la existencia de Sarmiento, que pasan por su labor de minero, de despachante de almacén, de escritor, de periodista, de sus encuentros con Facundo Quiroga y de su exilio.
Rodada íntegramente en San Juan y en San Luis con actores de esas provincias, el film va decayendo en su ritmo hasta llegar a un final que pretende, discursivamente y de manera bastante ingenua, resaltar la obra de Sarmiento.
La vida y la obra de este personaje ya había transitado por la pantalla nacional en 1944 a través de Su mejor alumno , que dirigida por Lucas Demare tuvo en Enrique Muiño a un notable actor que supo darle la necesaria fuerza a la figura del prócer. Aquí, en cambio, todo es demasiado infantil y carente de contenido dramático, a lo que se suma un elenco de baja calidad expresiva.
El Sarmiento que encarna Boy Segovia nunca logra su propósito de conmover, a lo que se suman diálogos que pretenden la elocuencia pero que son, en definitiva, trazos casi caricaturescos de la existencia del protagonista.