Una mala parodia de sí misma
Si hay una buena seguidilla de títulos de terror (al menos popular), no tardará en llegar la parodia de cada temporada. La saga de Scary Movie llegó al quinto título, pero más que a su techo llegó al fondo del abismo. Lejos de refrescarse, la franquicia demostró que está definitivamente terminada, muerta a menos que reviva como un zombie para la VI: si algo debe temer una película de este subgénero, es no ser graciosa. Scary Movie V no lo es, definitivamente.
Tiene en el arranque una buena escena paranormal con dos "normales" fetiches del Hollywood del reviente, Charlie Sheen y Lindsay Lohan, que se burlan de sí mismos. Hacen gracia de sus adicciones, de vivir recurrentemente en manos (y esposas) de la policía, protagonistas de incidentes varios y, en el caso de él, adicto al sexo compulsivo. "Mi vida privada es privada", le advierte ella cuando él intenta grabarla teniendo relaciones.
Aunque las humoradas son efectivas en esos pocos minutos de largada, ni están cerca de sorprender: el guión de Anger management en el que los mismos actores tienen un romance y se burlan de lo que son, o lo que todos dicen que son, es muchísimo más inteligente y mejor logrado que este sketche. El género de la parodia está en evidente decadencia (las últimas de superhéroes, épicas o de desastres fueron muy flojas), y esta serie de humor le pone la lápida que parece definitiva, hasta que alguien aparezca con renovadas ideas.
David Zucker, que alguna vez hizo gala de su gran ingenio con Supersecreto o La pistola desnuda, acá echa mano en el guion a la fórmula repetida de escatología y chistes obvios y para nada graciosos. Cualquier parodia de cualquier programa de tevé es muy superior a esta película, que desaprovecha a Sheen y Lohan, a Ashley Tisdale (la carismática Sharpay Evans en la saga adolescente de High School Musical y su película propia La fabulosa aventura de Sharpay), o Snoop Dogg.
Scary Movie V, con sus referencias a Mama, Actividad paranormal o El cisne negro, ya no es una película que pretende colgarse de los éxitos del cine de terror sino una parodia, malísima, de sí misma.