El funeral del humor.
Usualmente, cuando un crítico agarra un estreno como base para anunciar la “muerte del cine”, conviene esperar una exageración hecha para la pura repercusión; la idea del fin del medio es ridícula, sin importar los vientos en contra. Pero si hay algo que se acerca a la demoledora naturaleza de ese término, debe ser el grupo de “parodias” estrenadas en los últimos años, dedicadas a regurgitar lo último que pasa por la boca popular, sin importar si es cine, televisión o puro chimento. El más reciente espécimen de esto es Scary Movie 5 (2013), la peor entrega de la franquicia que marcó el modelo a seguir para la masacre.
No toda la serie fue tan mala, de todas formas. El primer film, lanzado en 2000 e ideado por los hermanos Wayans, sacaba un buen número de risas al tocar el mensaje y la respuesta del subgénero de terror adolescente (que en ese entonces era revolucionado por Scream y El proyecto Blair Witch) y mezclarlo con lo más grosero del humor stoner, que se trasladó en menor forma a la segunda parte. E incluso en las terceras y cuartas películas, cuando el director David Zucker (responsable de clásicos como ¿Y dónde está el piloto? y La pistola desnuda) tomó las riendas, quedaron pequeños rastros de la locura slapstick que antes funcionaba.
Pero igualmente, la superficialidad y predictibilidad de los chistes fue aumentando con el paso del tiempo, lo cual culminó en esta abominación barata, que ni siquiera fija objetivos, decidiendo solo exhibir y reiterar una fórmula oxidada. Tomemos la primera escena, que se burla (si por burlar entendemos “imitar completamente la escena mencionada, pero terminarla con una flatulencia, un golpe en las partes bajas, un insulto o la aparición de un rollo”) de Actividad paranormal, al mismo tiempo que continúa la tradición de poner cameos famosos al inicio: en este caso, los desvergonzados actores son Charlie Sheen y Lindsay Lohan, quienes leen sin ganas o pasión chistes sobre sus escándalos públicos, las primeras de muchas ocurrencias gastadas que incluso podrían ser pensadas por un infante tras un rato de navegar en Internet. Y, sin embargo, esa escena es lo mejor de la película. Mala señal.
El verdadero argumento (si se puede llamar así) arranca cuando las hijas de Sheen son encontradas tras haber pasado meses perdidas en el bosque, y se van a vivir con sus tíos. Es ahí cuando las seguirá una presencia fantasmal, que aterrorizará el nuevo hogar. Si están pendientes a la cartelera, seguro adivinaron que esa es la historia de Mamá, film estrenado hace cuatro meses. Y, como también deducirán, hay un problema con esto. En su lucha contra el esfuerzo, los realizadores solo agarraron estrenos de los últimos cuatro años, yendo de El cisne negro hasta la remake Posesión infernal (que se estrenó solo una semana antes de este film en Estados Unidos), y pasando por producciones ajenas al horror, al estilo de El origen y El planeta de los simios: (R)evolución. De paso, conocidos de la poca talla de Snoop Dogg y Mike Tyson, así como estrellas de realities que jamás llegaremos a mirar, pasan a buscar sus cheques, e incluso se menciona al hit literario de ventas 50 sombras de Grey. ¿Qué tiene esto que ver con algo? Nada. ¿Cuál es la gracia? Ninguna.
Si los chistes tuvieran astucia, timing o actores que no pestañearan a la cámara (cuanto les faltó aprender de Leslie Nielsen), se perdonaría la falta de estructura. Pero con la dirección de Malcolm D. Lee, el resultado final es una floja serie de episodios filmados a último momento con la calidad de un producto mandado directo a DVD, que rehace los mismos pasos una y otra vez hasta el cansancio y más allá.
Al ver este film es inevitable pensar en en el efecto del tiempo. Así como sus chistes, Scary Movie 5 pronto se hundirá en el vacío del olvido. Tal vez sea al minuto de salir de la sala, tal vez sea un mes después, tal vez sea un año. Considerando que es un producto vago, barato y completamente libre de risas y da vergüenza ajena, el destino efímero suena bastante bien.