Lo primero que recomiendo a los posibles espectadores de esta película es que antes de verla, se introduzcan en el mundo de Scott Pilgrim. Para ponerlos un poco en tema les aclaro lo básico, así no les pasa como a mí, que tuve que investigar después de ver el film.
Scott Pilgrim vs. El mundo es en realidad un comic del historietista canadiense Bryan Lee O’Malley que se desarrolla en seis tomos, el autor todo el tiempo hace alegatos al mundo “geek” (en castellano: nerd / cerebrito), para que lo tengan más claro, tiene un leve parecido a “The Big Bang Theory”. En fin, el comic se lanzó en el 2004 y creció sin cesar hasta el tomo final de este año. Al ser una de las sagas más vendidas de la última década era inminente su transposición al cine. Ahora que ya saben lo que hay que saber, paso a la crítica de la película.
El ya nombrado Scott Pilgrim (Michael Cera) es un bajista de una banda de rock llamada “Sex Bob-Omb” que formó con dos amigos más cuando estaba en la preparatoria, esta de novio con una china de 17 años, tiene una vida estable, normal para un chico de 23 años con una banda de rock que vive en la aburrida Toronto. El problema comienza cuando conoce a Ramona Flowers (Mary Elizabeth Winstead) una newyorkina que se muda a su ciudad para empezar de nuevo.
La trama de la película se centra en la relación de Scott con Ramona, mejor dicho en lo que tiene que hacer él si de verdad quiere algo con Ramona. Pelear a muerte con sus siete ex novios siniestros.
El film se podría establecer como una comedia romántica, aunque con varios momentos de acción y sin caer en clichés preestablecidos. Es un collage de videojuegos, cultura geek y comic, por periodos vemos las letras sobreimpresas en la pantalla con los mismos efectos que cuando veíamos Batman en la tele de chicos y en cambio, cuando el protagonista decide pelear el director nos lo plantea de la misma manera que lo vemos en un videojuego. Es evidente que el creador del comic estuvo metido en el screeenplay.
En lo que se refiere a estética la película es sumamente rica, los efectos visuales son divertidos y por momentos recuerda a la querida “Juno”. Si bien el film tuvo mucho éxito en los Estados Unidos, dudo que aquí tenga el mismo recibimiento, es claramente una película para otro tipo de cultura. Vale la pena verla, pero desde casa.