Scott Pilgrim vs. los siete ex de la chica de sus sueños, título con el que será estrenada en Argentina sólo en el Festival de cine de Mar del Plata este mes, es uno de esos films que realmente no se entiende porqué no tiene estreno en salas. Es cierto que el antecedente de Kick Ass que pasó un tanto inadvertida por nuestros cines podría ser un referente pero si hay algo que hay que establecer desde el principio es que esta película se disfruta el doble viendola en pantalla grande. No sólo porque tenga muy buenos efectos especiales y elementos de sonido considerables, sino porque es además divertida y muy atractiva desde que utiliza un sinfín de recursos para contar esta historia de amor basada en el comic de Bryan Lee O'Malley.
Scott Pilgrim (Michael Cera) es un muchacho de 22 años que pertenece a los Sex Bob-Omb, una banda de música compuesta por amigos y una ex novia. Un día sueña con una muchacha a la que posteriormente conocerá en la vida real y con la que logrará salir en paz siempre que destruya a la Alianza de los EX, siete ex novios que se han propuesto no verla feliz a la pobre Ramona (Mary Elizabeth Winstead). Así arranca entonces un interminable camino de enfrentamientos que veremos desarrollarse entre una mezcla de comic y video juego. De hecho es fabuloso escuchar en el comienzo del film la sintonía de la productora Universal en versión maquinita de arcade.
La película se podría describir como loca, arriegada, refrescante, innovadora, divertida, dinámica y hasta surrealista; pero preferiría agrupar todos esos adjetivos en uno solo: "fumada". Sí, Edgar Wright, aquel que nos brindara la locura zombie de Shaun of the dead, incursiona por primera vez en América con una película que no ahorra en recursos de todo tipo: partes del comic original, música estridente, efectos especiales, indicadores típicos de video juegos (como el detalle genial de las moneditas que caen al derrotar a un ex), etc. Y si bien algunos de estos recursos podrían no ser originales- recordemos en Ben X en la que se usaba el recurso del video juego dentro del relato de la "realidad"- están todos muy bien estructurados, incluso las onomatopeyas o fracturas de cuadro típicas del comic que ya se utilizaran también por ejemplo en Kick-Ass.
Entre comedia, acción y fantasía- ¿por qué no?- Scott Pilgrim vs The world es una cinta con un lenguaje netamente juvenil, que de tan loca quizá no atraiga a todos los públicos y que dentro de su comicidad tiene muchos referentes a los que hay que conocer de antemano, por ejemplo en la utilización de la música de Seinfield para marcar un tono de escena "sitcom".
Por otra parte se destaca Michael Cera realmente creíble dentro de su personaje, un fisic du rol que no sé si se condice con el original pero que ciertamente contrasta con lo que uno espera de un flacucho muchachito y un verdadero rompecorazones que tendrá que aprender después de todo que en la vida el que las hace las paga. Otro para aplaudir es Jason Schwartzman cuyo Gideon realmente se torna odiable al punto de pedir a gritos que le partan la cabeza. Les cuento que el primer novio al que debe combatir el pobre protagonista está representado por Satya Bhabha, Matthew Patel, quien al mejor estilo Hugh Laurie para DR. House pasó el casting gracias a su preparadísimo acento americano. Edgar Wright parece que no quería actores con acento inglés o canadiense para pegar mejor en las salas americanas. Fue después de varios días de filmación que Satya reveló ser originario de Londres.
La música es otro punto a favor de una película que quizá como crítica podría decirse que en algún momento se nos hace larga pues se toman el tiempo necesario de contarnos la historia de los protagonistas sumado a las batallas de estos 7 adversarios- a modo de siete niveles de juego- que tiene que destruir Scott. No obstante el film es sumamente divertido, llevadero, muy pochoclero pero bien original y fresco para las comedias románticas adolescentes que pululan en la historia del cine. Una película que, repito, quizá no guste a varios y que de seguro tendrá tantos seguidores como detractores. Así y todo me parece una enorme injusticia que no se le de la oportunidad de pasar por los cines de nuestro país sean las razones que sean y esperemos que suene fuerte en el Festival de Mardel a ver si por ahí... cambian de idea.