El humor y el final son lo mejor de “Scream 4”
Es difícil mantener una saga después de cierto tiempo, y la dupla Wes Craven (director) y Kevin Williamson (guionista) tuvo el buen tino de esperar una década antes de volver a los cuchillazos por llamada telefónica del gran éxito de taquilla «Scream».
Esta cuarta parte empieza de manera realmente contundente, con varias amigas solas en las casas de sus padres, a punto de ver una película de terror, en este caso alguna nueva secuela de la saga de «Stab» (dirigida por Robert Rodriguez) es decir una serie de películas ficticias basadas en los crímenes telefónicos de las viejas películas de «Scream». De las seis espectadoras sólo sobrevive una.
Las muertes son tan divertidas como creativas, tal como el fan de las tres películas anteriores de Craven y Williamson puede esperar. Luego llega justo Neve Campbell al pueblo, ya que la única sobreviviente entre las víctimas de la saga (sin contar a David Arquette y Courteney Cox, periodista y policía, ahora casados) acaba de escribir un libro sobre su horrible experiencia, un verdadero bestseller que por algún motivo, detonó una nueva serie de asesinatos del hombre de la capa negra, máscara de fantasma y gigantesco cuchillo.
La película sigue carriles más o menos conocidos, con un par de muertes realmente fuertes e imaginativas en el medio, y algunos chistes formidables, que casi son lo mejor del film. Luego hay una especie de carnaval cinéfilo sobre las reglas del cine de terror, y cuando todo parecía un poco apagado, viene un doble final a todo splatter que no tiene desperdicio, donde termina de percibirse por completo el toque feminista del film. Lástima que todo no tenga el nivel de esta última parte porque, de ser así, ésta sería una de las mejores entradas en la serie.