SIDNEY, LA MUJER INMORTAL
El retorno de Wes Craven a la dirección de una nueva cinta de la saga de "Scream", aunque no es la mejor de la serie, es una satisfactoria representación del éxito de las primeras entregas, con los suficientes giros narrativos y los condimentos sangrientos que caracterizaron a las películas pasadas.
Sidney Prescott decidió, luego de diez años de los traumatizantes acontecimientos, regresar a Woodsboro para reencontrarse con su vida y publicar un libro de auto-ayuda sobre la manera en la que ella logró superar el pasado. Al mismo tiempo que lo hace, Ghostface vuelve a aparecer, intentando nuevamente asesinar a la víctima original de los hechos.
La película se introduce de una manera muy original y haciendo referencia pura al tono paródico y auto-crítico que caracteriza a la saga, dando alusión a las múltiples e innecesarias secuelas que Hollywood realiza de las cintas de terror (parece poco serio que ésto lo diga una saga que volvió a tocarse por falta de ideas, luego de 11 años y con una cuarta parte), sin duda alguna los mejores momentos de esta propuesta. Luego de ésto, se van presentando a los nuevos personajes, sus ambiciones y personalidades, mientras que también, a quienes vuelven a aparecer y sobrevivieron en las películas pasadas.
Es en estos momentos cuando se van planteando las diferentes pistas que ayudarán al espectador a encontrar al autor de los asesinatos con rapidez, o a desarrollar una imprevisibilidad que no arruine la experiencia. El guión es lo suficientemente ingenioso como para guardar las sorpresas hasta el final. Es así como la cinta se remata, como en las demás entregas, de manera inteligente y con un despliegue visual plagado por los cuchillazos, algunos disparos y por supuesto, por chorros abundantes de sangre.
Las referencias a otras películas del género están presentes, al igual que algunos nombres cruzados de los personajes y una parodia ingeniosa, pero algo sobre expuesta, al cine de terror (todos, absolutamente todos, hablan de películas de terror aquí, hasta el policía que está vigilando la casa de Prescott, quien aparece muy poco, tiene claros los movimientos y los clichés del género). Esta exageración y autorreferencia produce dos cuestiones totalmente opuestas: por un lado incrementan el disfrute de la cinta. El comienzo y cada una de las charlas que se van escuchando entre los personajes principales respecto a este tema son muy divertidas y presentan chispas y señales que lograrán identificar quienes hayan visto la innumerable cantidad de cintas que aquí se nombran. Pero también, produce que la película entre en un bache que le es muy difícil de salir. Las razones que se explican al final sobre el porqué del accionar de la persona detrás de la máscara le restan originalidad y creatividad a la historia, en especial porque se hace referencia mucho a la primera película y se repiten bastantes situaciones que sucedieron muy similarmente en el film original.
Las actuaciones son otro factor que por momentos no van de la mano de la historia. Neve Campbell (Sidney) interpreta a la duro de matar femenina, que se recupera automáticamente de los golpes. Ella está correcta en su rol, mantiene el mismo grado de inexpresividad que caracterizó a su personaje en las pasadas películas. David Arquette (Dewey) aparece poco, pero está correcto, mientras que Courteney Cox (Gale) también está bien en su personaje. El problema aparece en las nuevas caras, en especial Emma Roberts, quien tiene un papel muy complejo y difícil y quedó a mitad de camino al no transmitir los matices necesarios de su rol.
Wes Craven sabe filmar historias de terror, sabe atraer la atención de su público y mantenerla intacta hasta el final (aunque el mismo sea una decepción). "Scream 4" es una enroscada, sangrienta y divertida cuarta parte de una saga que necesita un cambio para continuar. Una película que satisfacerá a los seguidores del director y de la serie, pero una que dejará un sabor amargo a quienes vayan a buscar la originalidad perdida de la primera parte.
UNA ESCENA A DESTACAR: comienzo.