"Scream 6", cada vez más circular
De manera inevitable, las típicas referencias de la saga se miran cada vez más en el espejo. Sin llegar a estropear del todo el resultado, el mayor error es abandonar el tono caricaturesco.
Como ocurre con otros exponentes del género slasher, el de Scream es un universo expansivo y expansible. Así lo confirma el estreno de su sexta entrega, que vuelve a tener como protagonistas a cuatro de los sobrevivientes del episodio anterior, dos parejas de hermanos. Por un lado están las Carpenter, Sam y Tara, que resultaron ser hijas del asesino de la película original de 1996, dirigida por Wes Craven. Por el otro, sus amigos, los hermanos Mindy y Chad Meeks-Martin. Pero también reaparecen figuras de episodios previos, como el personaje de Hayden Penettiere o la periodista de televisión Gale Weathers, interpretada por Courtney Cox, la única presente en el reparto de todas las entregas. Esta vez no es de la partida Neve Campbell, gran protagonista de la serie, quien se bajó del proyecto por sentir que el salario que se le ofrecía para volver a encarnar a Sydney Prescott no se correspondía con lo que ella le aportó al mundo de Scream durante 25 años.
Como es costumbre en la saga, el episodio 6 vuelve a estar lleno de referencias e hipervínculos que remiten a clásicos y películas de culto dentro del género, detalle que una vez más la convierten en una especie de trivia para fanáticos. La nueva entrega también confirma la decisión de hacer que el universo creado por el guionista Kevin Williamson se pliegue cada vez más sobre sí mismo. Lo cual tiene lógica: si una de las grandes contribuciones que hizo Scream al cine de terror fue su carácter metadiscursivo, resulta esperable que, con más de un cuarto de siglo aportando al imaginario slasher, la saga se vuelva una referencia para sí misma. De esta forma, su curva narrativa tiende cada vez más a la circularidad, hecho que se vio potenciado por la inclusión de Stab ("Apuñalar"), una saga similar basada en los “hechos reales” que tienen lugar dentro de los episodios previos, una especie de Scream dentro de Scream que mantiene su presencia desde la tercera película.
Lo mencionado hasta acá hace que a priori Scream 6 pueda resultar de interés para los acólitos, en tanto el guión introduce pequeñas variantes sin alterar las leyes propias del universo. Pero todo eso que se menciona como atributos positivos también puede provocar reacciones en el sentido opuesto, en tanto es cierto que la película no hace otra cosa que traer, de forma más o menos imaginativa, un poco más de lo mismo. Con menos slapstick, es cierto. Ghostface siempre fue como el Coyote, en tanto suele recibir numerosos golpes de parte de sus víctimas cada vez que entra en acción y la saga nunca ocultó el costado caricaturesco del asunto. Hasta ahora, lo cual representa una pérdida clara. En la dirección contraria, los asesinatos tal vez sean los más brutales y explícitos en relación a los que ya se vieron en las cinco películas previas, reforzando la herencia italiana del linaje slasher. Que no deja de ser una forma retorcida del humor físico.