Muy sentimental para ser una película de terror
Esta película de bajo costo tiene una idea que no deja de ser interesante, además de muy buenas locaciones de Pennsylvania y algunos monstruos aterradores, pero sin duda lo que le falta es conseguir el clima auténticamente terrorífico que pide la historia, ya que el director no consigue otra cosa que darle un tono melodramático a situaciones fantásticas.
Brian Krause es un médico que llega con su familia a trabajar en el hospital de un pequeño pueblo situado en una zona de bosques. Con un hijo chico, demasiado imaginativo, y otro adolescente y rebelde, más una esposa con un embarazo difícil, la idea es buscar una vida más tranquila, algo que inmediatamente queda claro que no obtendrá, ya que en el lugar hay una extraña ola de desapariciones de niños y una serie de fenómenos misteriosos relacionados con la idea de que alguien siempre está observando a la gente. Mientras el médico, su esposa y el pequeño empiezan a ser acosados por esa extraña presencia, pronto descubren azorados que, si miran por el rabillo del ojo, pueden ver unas figuras escamosas con grandes garras. Justamente garra es lo que le falta al director Drew Gabreski, antiguo director de fotografía de telefilms y producciones de bajo presupuesto que no logra darle tensión al asunto, aunque al menos consigue filmar bien algunos paisajes tan atractivos como misteriosos.