Secreto a voces narra cuatro historias personales unidas por una misma temática, el tráfico y la apropiación de bebés en Argentina. Una problemática de varias caras que tiene como resultado final el trauma de la supresión de identidad biológica y de origen.
Este conflicto habla de un estado ausente, de los vínculos con diferentes poderes y de una legitimación cultural (por ejemplo, presión por una paternidad forzada, estigmatización de la pobreza, trata de personas, naturalización de roles y procedimientos) que los invisibiliza, los torna tabú y los envuelve en un manto de silencio.
Secreto a voces funciona más como informe aleccionador que como un documental en sí, sus historias están lejos de captar la total atención ya sea por casuales enfoques de cámara o por una narración cansina de actos que, pareciera, son normales en tierras nacionales pero que no llegan a hacer eco fuera de la pantalla. Sin ir muy lejos Una especie de familia, pelicula de Diego Lerman estrenada el año pasado, aborda esta temática desde la ficción y con una persepectiva mucho más interesante.
Es un documental fallido difícilmente recomendable porque además de sus imperfecciones formales, no tiene en cuenta que el cine no solo son entrevistas, archivos y un desangelado montaje.