No es la primera vez que Hollywood hace una remake de un filme extranjero y ni siquiera es la primera que hace de un filme argentino (recuerden la impresentable CRIMINAL, remake de NUEVE REINAS), pero sí es la primera ocasión en que una película nacional hiperexitosa y ganadora del Oscar como fue EL SECRETO DE SUS OJOS es “reimaginada” por la industria norteamericana con un elenco tan importante y la aprobación del director de la original, Juan José Campanella, que figura aquí como productor ejecutivo. Todo esto implica que resulta difícil no comparar, pensar en las similitudes y diferencias entre una y otra película, y no pensar en el filme en sí, en lo que tiene para ofrecer por sí mismo.
Empecemos por el principio, entonces. La película tiene bastantes similitudes, obviamente, con la argentina pero a la vez sorprendentes y grandes diferencias, y no solo en los personajes. El eje central es el mismo: un asesinato cometido en el pasado sobre el que se vuelve en el presente y muchas escenas clásicas del filme original están casi calcadas de aquel, pero la manera en la que el director y guionista Billy Ray (SHATTERED GLASS) repensó algunos detalles de la historia permiten mirarla casi como si fuera un riff sobre la original más que una remake hecha y derecha.
el-secreto-de-sus-ojos-remake_0Los cambios son varios: algunos se pueden contar y otros no. Digamos, en principio, que el personaje de Julia Roberts es el que en el filme argentino interpretaba Pablo Rago (aquí le matan a su hija), pero a la vez trabaja en el FBI junto a los demás. El papel de Guillermo Francella está dividido un poco en la propia Roberts (es amiga y compinche del personaje de Chiwetel Eijofor, que sí es bastante similar al de Darín, aunque más enojado y menos melancólico) y algunas escenas y diálogos que en el filme original hacía Francella le tocan a ella (el de “la pasión” y el descubrimiento del fanatismo por el deporte, por ejemplo), pero también Dean Norris (Hank, de BREAKING BAD) se hace cargo de otras cuestiones de ese mismo personaje, como la persecución en la cancha (de béisbol en lugar de fútbol) y aquella escena en la que ambos se metían en la casa del sospechoso.
Cambia también el presente de la historia, ya que hay una novedad en la investigación (no hay una novela de por medio sino la posible reapertura del caso) que obliga a repensar la situación y hasta invita a imaginar un final diferente para la trama. Y en lo que respecta a la historia de amor entre Darín y Soledad Villamil (aquí, ejem, interpretada por lo que queda de Nicole Kidman), la lógica sigue siendo la misma, pero esa parte de la trama tiene mucho menor peso que en el filme original. De hecho, de tanto repensar la historia, tranquilamente podrían haberla sacado del todo y hacer un policial puro y duro, ya que allí es donde mejor se mueve Ray y donde hace mejor pie SECRETOS DE UNA OBSESION.
secret-in-their-eyes-kidmanYendo, entonces, a la película en sí, es claro que la versión es más “americana” en el sentido de su apuesta por poner casi toda la carne en el asador en escenas de investigación, de acción y suspenso (un policial negro de modelo más o menos clásico), poniendo el centro dramático en la perturbación del personaje de Jess (Roberts) tras la muerte de su hija y en la obsesión de Ray (Eijofor) por capturar al criminal, y modificando el contexto político de la Argentina de los ’70 a los Estados Unidos post ataque a las Torres Gemelas, lo cual achica la diferencia de años entre el pasado y el presente de ambos filmes de los 25 años del argentino a unos trece aquí. Como decía antes, la trama romántica no solo tiene menor peso sino que casi no funciona, ya que la química entre Eijofor y Kidman es mínima (da la impresión que Kidman a esta altura solo puede tener “química” con su espejo) y la historia de amor no desaparece pero se desvanece, se esfuma, casi no importa.
Más allá de las modificaciones de los personajes, hay alteraciones en la evolución narrativa del caso –especialmente en el presente– que conviene no adelantar para no arruinar las pocas sorpresas que el filme pueda tener para los espectadores que tengan fresca en la memoria la película de Campanella. En sí misma, SECRETOS DE UNA OBSESION funciona de a ratos, a la manera de un policial de investigación con las esperables vueltas de tuerca, algunas que conoceremos y otras que no. Lo que la película pierde por la falta de la historia de amor (que, digamos, tampoco era lo más convincente de la argentina) y la ausencia del ida y vuelta que acá tenían Darín y Francella (la película intenta retener algo de esa rutina humorística pero el tono es más serio ya que el crimen toca a los investigadores más de cerca), lo gana en lo que Roberts le agrega a su personaje, en una actuación llamativa para lo que uno está acostumbrado de parte de la actriz: deprimida, a cara lavada, triste y casi desesperada, a años luz de la actriz sonriente y bella que conocemos.
Secret-in-their-eyesNo es una mala película SECRETOS DE UNA OBSESION, pero tampoco se destaca lo suficiente por sí misma como para justificar su existencia o el trabajo que generó repensar la original (no le fue muy bien comercialmente en los Estados Unidos). El buen elenco –a excepción del fantasma de Kidman– aporta a la credibilidad de la trama, pero muchas de las cosas que en un policial a la argentina funcionan resultan un tanto menos plausibles en uno norteamericano, especialmente en lo ligado a la actuación poco convencional de los investigadores a la hora de tratar el caso.
El ya famoso final del filme argentino no es igual aquí, pero eso lo descubrirán al verlo. Los invito, si quieren, a analizar o hablar de la película (con SPOILERS) en los comentarios de este post. El que entre allí ya sabrá que las sorpresas que esta por momentos creativa pero finalmente apenas aceptable película tiene para ofrecer serán reveladas…