A lo mejor para cualquier otro país no, pero en la Argentina, con todo lo que “El secreto de sus ojos” (2009) representó culturalmente por la millonada de espectadores que la vio y los premios obtenidos, Oscar incluido, es imposible no comparar esta versión norteamericana que se estrena hoy.
Los antecedentes inmediatos de remakes de producciones nacionales han sido “Elsa y Fred” (2005), de Marcos Carnevale, y “Nueve reinas” (200), de Fabián Bielinsky En el primer caso, la versión con Christopher Plummer y Shirley McLaine, en el 2014, salió airosa con alguna vuelta de tuerca sobre uno de los personajes; El segundo caso (2015) fue tan burdo y mal realizado que nunca se estrenó aquí, más que una edición en DVD no muy promocionada
Veamos que sucede con “Secretos de una obsesión”.
Desde ya que las figuras que conforman el elenco llaman a acercarse a la boletería. Chiwetel Ejiofor, el protagonista de “12 años de esclavitud” (2014), Julia Roberts y Nicole Kidman tienen con qué prometer, al menos buenos trabajos actorales.
Si uno tuviese que “hacer de cuenta” que no vio la original, está claro que “Secretos de una obsesión” es una historia decentemente bien contada, hechas las concesiones básicas. Años después de cerrado un caso de asesinato en el cual no se encontró culpable, Ray (Chiwetel Ejiofor) pide reabrirlo ante la total convicción de poder probar la culpabilidad del sospechoso. La jueza, Claire (Nicole Kidman), está reticente a hacerlo, pero parece que éste caso en particular dejó varios años de amargura a los involucrados oportunamente. Flashback y primer cambio importante. La agente Jess (Julia Roberts) es llamada junto a sus compañeros policías a investigar el asesinato de una adolescente que aparece ultrajada en un container de basura. La niña es su hija. Hay que ver ese primer plano de la actriz aferrándose al cuerpo inerte. Una lección de efectividad frente a cámara, propia de los grandes talentos.
El guión de Billy Ray amalgama una parte importante de los personajes interpretados por Guillermo Francella y Pablo Rago, y los concentra en el de Julia Roberts quitando toda importancia a Bumpy (Dean Norris) quien apenas se queda con el par de chistes telefónicos que conocemos todos, y acaso algo de la acción. También hay un cambio en el final pero, sobre todo, esta historia tiene bastante lavados, los dos ejes por los cuales pasaba la original: la pasión (que aquí sí se cambia aunque Julia Roberts diga lo contrario), y la impunidad que generaba esa sensación de impotencia. Todas estas diferencias no juegan tan a favor del relato porque el vínculo entre personajes es más endeble. Ahí es donde se nota la diferencia entre los directores.
De todos modos “Secretos de una obsesión” entretiene y conforma un buen policial con tintes políticos porque la acción y la justificación de la impronta del villano de turno se emplazan en un tiempo post Torres Gemelas. Será imposible no compararls, pero en el peor de los casos estamos ante un policial correcto y sin pretensiones. Ah, la toma del estadio no falta, y es casi calcada.