Perdón Campanella
Se estrena la adaptación de Hollywood basada en la película Argentina ganadora del Oscar a mejor película extranjera y daría la impresión que los autores no logran entender completamente la película original. Lo peor de todo es que lo que no logran entender es, precisamente, el secreto de sus ojos, valga la redundancia.
Totalmente adaptada a otro contexto nacional e histórico, el conflicto de un gobierno de facto y corrupto que utiliza delincuentes como soldados privados o agentes de seguridad, pasa a ser la burocracia estadounidense, que en favor de la lucha contra el terrorismo, deja suelto y protege a un violador y asesino.
La mayor falencia de esta remake, es que a pesar de copiar el recurso del personaje que investiga el asesinato, su descubrimiento del asesino una vez reparada la observación en una foto, donde el culpable se encuentra mirando a su víctima, no logra darle la profundidad al asunto. Toda una película armada alrededor del título El secreto de sus ojos y la escena propiamente dicha pasa como si nada, pero siendo suficiente prueba para que el agente del FBI esté completamente seguro de que ese es el sospechoso.
También, la traducción del título demuestra una mala interpretación del film de Juan José Campanella, ya que el pronombre posesivo “sus”, que en el caso de la película refiere a la mirada de enamoramiento perdido y tan profundo del asesino, en la traducción al inglés, se usa la palabra “their”, que hace referencia a una pluralidad de ojos compartiendo un secreto, los cuales brillan por su ausencia en la cinta.
La traducción al español de esta reversión le hace más justicia, ya que el relato gira entorno a un agente del FBI obsesionado con un crimen y un sospechoso durante 13 años. El papel interpretado por Chiwetel Ejiofor logra transmitir al espectador la tensión de la escena, más allá de conocer el final y haber visto la versión original.
El resto del elenco suma verosimilitud a la película durante sus 111 minutos y logran hacer una historia entretenida por segunda vez. Cabe destacar la actuación de Dean Norris, conocido como Hank de Breaking Bad, que hace el mismo personaje que interpretó Guillermo Francella, pero cambia completamente la esencia de su personalidad, sin dejar de lado algunas intervenciones claves para el desarrollo de la historia.
Más allá de ser otra película de Hollywood resuelta con la facilidad de la experiencia y sin tomar riesgos, es una interesante interpretación y adaptación de lo que el secreto de sus ojos refleja de la Argentina y lo que la idiosincrasia y el contexto estadounidense entienden de esta película.