De por vida
Jess (Julia Roberts) y Ray (Chiwetel Ejiofor) son compañeros de trabajo y amigos, ambos son investigadores de la policía, pasan mucho tiempo juntos, son compinches. Una tarde deben investigar el asesinato de una joven, al llegar a la escena del crimen Ray descubre que se trata de Carolyn (Zoe Graham), la hija de Jess. Su amiga queda devastada por la terrible muerte de su hija, y decide hacer todo lo posible y lo imposible para encontrar al culpable, con la ayuda de su amigo, y de Claire (Nicole Kidman), una nueva fiscal por la que Ray se siente fuertemente atraído.
A pesar de los esfuerzos de los tres el crimen queda sin resolver, porque el sospechoso era un informante de la policía post 11 de Septiembre, cuando la prioridad eran los casos de terrorismo.
Trece años después, luego de haberse alejado de la ciudad y de haber hecho su vida en Nueva York, Ray vuelve a Los Angeles porque cree tener una pista para encontrar al sospechoso que perdieron años atrás.
Su vuelta no solo reabre la investigación del crimen sino también su amor por Claire, quien ahora tiene un alto puesto en la justicia y está casada. Ambos sienten revivir ese romance que no llegaron a concretar, y así la historia combina el policial más seco y oscuro, con una historia de amor.
El trío protagónico está atravesado por todo lo que no pudo ser, con heridas aún abiertas: un amor que no fue, un crimen sin resolver y una amistad rota. Son personajes llenos de culpa, de decepciones y de dolor.
El relato es intenso, y corren en paralelo varios temas: el policial, el romance, la búsqueda de venganza y un contexto político complicado. Tantos temas hacen que por momentos la historia se vuelva despareja, y es casi imposible no compararla con la solidez y la prolijidad del guión original. Aún así es un thriller muy bien construido, que desenvuelve el relato de a poco manteniendo la tensión, llegando a un sorprendente final.
Las actuaciones son excelentes, tanto las de los personajes secundarios –donde se destacan Dean Norris y Michael Kelly– como las del trío principal donde Julia Roberts realiza una gran interpretación, en la que podemos sentir la desesperación, el desamparo, y las razones que la llevan a un final -que aún conociéndolo, sigue sorprendiendo- y al que en esta versión estadounidense le han dado un vuelta más, que funciona realmente muy bien, y le da un buen cierre a una historia compleja, dura, que atraviesa al espectador.