Transcurre el año 1969, allá lejos, detrás de un bosque, hay una gigantesca casa deshabitada por más de tres décadas. Su estado no es el mejor, pero se puede vivir allí.
Rose (Nicola Harrison) y sus cuatro hijos la van a ocupar, con la salvedad de que ella se crió ahí y perteneció a su familia, de apellido Marrowbone, y así le dice a su prole que se van a llamar desde ese instante.
La trama del film dirigido por el debutante Sergio G. Sánchez, es exactamente como su título. Algo raro pasa, durante todo el relato predomina la incomodidad y la tensión. Las pistas van apareciendo lentamente. Sólo sabemos que la intención de la familia es volver a empezar de cero, olvidar el pasado. Porque huyeron de Inglaterra hacia los E.E.U.U.
La madre los obliga a permanecer juntos y ocultos en esa propiedad, hasta que Jack (George Mackay) cumpla los 21 años. Sus otros hermanos aceptan la decisión de Rose, que muere de una enfermedad contraída en Europa.
Es necesario hacer un cuadro de situación porque intervienen varios personajes, todos con su importancia, para intentar llevar a cabo una película, mezcla de thriller y terror. Porque hay un monstruo en el altillo, pero que se develará el misterio y los motivos cuando esté muy avanzada la narración.
Hay víctimas, villanos, entrometidos molestos, héroes, deudas, codicia extrema, violencia, amor. Todos componentes bien relacionados entre sí, porque la mayor parte del largometraje es un drama, que derivará en el espanto y el horror.
Técnicamente impecable, con un gran manejo del suspenso y los ruidos incidentales, lamentablemente declina su calidad porque durante la primera parte está contado por Jack, como si fuese un flashback, pero después no lo continúa para cerrar el círculo. Luego, cuando finalmente se explica el pasado familiar, es a través de la voz en off del protagonista y de recortes de diarios ingleses. Además, la temporalidad de los sucesos se altera para que la historia avance rápidamente y que el espectador entienda los hechos, sin importar demasiado si es correcto o no.
Seguramente sin las sólidas interpretaciones de los hermanos y Allie (Anya Taylor-Joy), que oficia como la novia de Jack, el film sería más difícil de ver, po cuanto el director reitera escenas y situaciones vistas en otras realizaciones, pese a que el objetivo principal haya sido demasiado pretencioso. Primero, porque es una producción española, filmada en España pero hablada en inglés y con actores extranjeros. Segundo, por la ambientación de los lugares, vestuario y vehículos de la época. Tercero, escribir un guión atractivo pero que, en la realidad, no se aprecia como tal.