Demasiados secretos
La ópera prima de Sergio G. Sánchez, el guionista de El orfanato, es una película de terror gótico en la que, curiosamente, lo que falla es el guion.
De acuerdo de que en la época en la que se estrenó Los otros –mi película favorita de Alejandro Amenábar– solía meterme en discusiones bastante vehementes para defenderla ante los que decían que era una copia de Sexto sentido. Más allá de la vuelta de tuerca final, la película contaba una historia que aparentaba ser muy sencilla: una mujer y sus hijos están solos en una casa en la que parece haber fantasmas. El talento de Amenábar para dotar a la historia de un clima gótico espeluznante no debía perderse de vista por culpa de la pirotecnia de la trama hacia el final.
Esa es la primera película que viene la cabeza inevitablemente cuando empezamos a ver Secretos ocultos. En principio, porque es una película española hablada en inglés; pero sobre todo porque también hay una madre con sus hijos, un padre ausente, una casa grande repleta de ruidos y, aparentemente, un fantasma.
El director es el debutante Sergio G. Sánchez, un asturiano que tiene en su currículum nada menos que los guiones de El orfanato y de Lo imposible, ambas muy buenas películas de J.A. Bayona. Algo se puede ver también de El orfanato y, ya que estamos en tren de encontrar similitudes, recuerda bastante también a El espinazo del diablo y, sobre todo, El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro.
Las influencias no son ninguna pavada y hay que decir que Sánchez logra un clima muy interesante, que no tiene nada que envidiarles a Bayona ni a Del Toro. El problema, curiosamente, está en lo que uno imaginaba que sería su fuerte: la historia.
Estamos a fines de los 60 en una ciudad costera de los Estados Unidos. Allí llegan una madre (Nicola Harrison) con sus cuatro hijos (George MacKay, Charlie Heaton, Mia Goth y Matthew Stagg), huyendo para refugiarse en la casa de su infancia. No sabemos exactamente de qué huyen, aunque hay algunas pistas: suponemos que de su marido y del padre de los chicos.
Pronto la madre muere y los cuatro chicos quedan solos, al cuidado del mayor de ellos, Jack (MacKay), que tiene 20 años. Por orden de su madre, tiene que ocultar su muerte hasta que cumpla los 21 y pueda ocuparse legalmente de sus hermanos. Pero apenas pasa esto, aparece un hombre a lo lejos que dispara una escopeta hacia la casa y rompe un vidrio. ¿Es el padre, de quién están huyendo? No lo sabemos, porque la película da un salto hacia adelante seis meses, y ese será uno de los tantos misterios que el guion irá revelando a cuentagotas.
A diferencia de las películas en las que se inspira, Secretos ocultos pone demasiado énfasis en las vueltas de la trama. Es una pena, porque Sánchez filma bien y los actores son perfectos (Mia Goth, a quien ya vimos en la exuberante La cura siniestra, tiene la cara ideal para este tipo de películas de terror gótico; que su apellido sea “Goth” parece un chiste), pero en este caso su propio guion le jugó en contra.