El oscuro camino a la fama
Ginny (interpretada por Martina Krasinsky) es una bailarina que anhela con todo su corazón irse de su pueblo natal y está dispuesta a hacer lo imposible para saltar a la fama, sea el precio que sea. Es en un concurso de poca monta (donde el premio mayor es bailar en la tele) donde Ginny conoce a Paul (Joaquín Berthold), un representante de mucho peso que está dispuesto a darle una oportunidad en la vida nocturna de Buenos Aires. Es así como sin más preámbulos, Ginny deja todo de lado y abandona su pueblo para cumplir su fantasía, sin saber que está siendo engañada.
Por otro lado, está Santos (Luís Machín), un periodista que a pesar de haber gozado de cierto prestigio en los 90, hoy en día se encuentra entre la espada y la pared y su programa está por ser levantado del aire a causa del poco rating que genera. En búsqueda de obtener respuestas para una de sus notas (las cuales ayudarían a poner a su programa de pie), Santos se sumerge en las profundidades de un boliche, en donde no solo se reencuentra con Paul (la película jamás explica cómo y cuándo se conocieron) sino que también conoce a Ginny, quien terminará siendo su amante en secreto.
Es así como Sector Vip, en la primer media hora, presenta y desarrolla a sus personajes a la perfección. Los tres se encuentran en un ambiente donde la trata, la droga, y el poder son moneda corriente; y será la búsqueda del éxito (el único éxito que propone el sistema) quien los lleve por un espiral en caída libre. Acá poco importa la búsqueda del bueno y del malo; en cambio, son las emociones humanas las encargadas de ir tejiendo una historia que no decae en ningún momento.
Sector Vip se puede calificar como película que se pasea entre el género policial y erótico de una manera envidiable. Su apuesta estética cargada de luces de neón y oscuridad son el punto clave de una fotografía correcta, que solo se molesta en darle protagonismo a los personajes; ya que son sus cuerpos los que atraviesan los efectos de una sociedad que continuamente los aplasta y que los llevará al peor de los desenlaces.
Es así como esta película utiliza gran cantidad de recursos tanto estéticos como actorales, para mostrar una historia que entrelaza la corrupción, las fake news, la prostitución, y, sobre todo, la horrible condición que padece la mujer en el ambiente de la farándula. Sector Vip, dirigida por Ernesto Pinto y producida por José Celestino Campusano, es el ejemplo claro de que el género policial puede ser más que mero entretenimiento. En pocas palabras, estamos frente a un gran estreno argentino que no solo está bien realizado, sino que cuenta con actuaciones impecables; sobre todo el trabajo de Luís Machín y Martina Krasinsky. Muy recomendada.