Solo y mal parado
A bordo del galeón Esperanza viaja el marino Selkirk, no porque el capitán lo quiera sino porque el protagonista de la historia posee algo que es gran interés para el capitán. Una vez que este cree obtener lo deseado se libra de Selkirk dejándolo en una isla desierta.
El marino queda librado a la buena de dios, luego de haber desplumado a la tripulación en los juegos de cartas. Ambicioso por naturaleza, Selkirk comprende en la isla que hay otros valores en la vida.
El mensaje del filme es obvio y poco elaborado. Su producción es algo mejor, sin descollar logra presentar un buen trabajo de stop motion, aunque los muñecos no son todo lo expresivos que se podría esperar. El relato es algo moroso, el clímax nunca llega y los pocos chistes que se ofrecen a los adultos que acompañan a los chicos son por lo menos flojos.
Los más chicos se van a entretener y los más grandes no deben temer por el inocuo contenido del filme; eso sí, por ahí se aburren un poco.