Cuarto largometraje del director tucumano, filmado a 4000 metros de altura y sin conexión a internet. Se estrena en la plataforma Cine.Ar TV y Cine.Ar Play.
En Amaicha del Valle, una pequeña comunidad del norte argentino de la provincia de Tucumán, los servicios de telefonía e internet se interrumpen por los fuertes vientos que azotan la región. Mario Reyes, arriero y guardaparque de dicha comunidad, tendrá que subir a las altas cumbres junto al ingeniero de la compañía proveedora del servicio para intentar reparar el desperfecto.
Comunicarse es algo esencial para les seres humanes, pues somos “animales sociales” y es por ello que llevamos milenios desarrollando soluciones tecnológicas para poder sortear el gran obstáculo de la comunicación, la distancia. En la película Señales de humo podemos encontrar estos dos elementos como piezas fundamentales del relato que construye su director: la comunicación y sus distancias asociadas al tiempo, como pasaje y percepción del mismo, con los que Luis Sampieri va construyendo su mirada bajo la premisa “internet nos desconecta de lo real, de lo físico”. Desde ese lugar, el documental registra la vida del arriero Mario Reyes, donde su director va contrastando lo primitivo con lo moderno. De hecho, la escena de la mula que traslada en su lomo una antena es producto de ello.
Mario Reyes es presentado como un hombre solitario, de pocas palabras pero de grandes pensamientos. Su director, en un momento dado del film, elige recortar y reencuadrar un casi primerísimo primer plano de Reyes con su sombrero en el medio de la “nada”, una simbología del western para identificar y empoderar a su protagonista.
Mario vive en lo alto de Ampimpa, sin televisor (y pareciera ni poseer teléfono), pero sí escucha la radio para mantenerse informado. También participa del consejo de una comunidad conformada por unas 100 familias descendientes de los pueblos originarios diaguitas-calchaquí; como guardaparque lleva un registro de los cardones de la zona, cuando lo vemos anotar sus metros, cantidades y detalles a “ojo” con sus tiempos y métodos en un cuaderno, puede que sólo con esa escena Luis Sampieri consiga mostrarnos la esencia pura de Mario. Pues todo en el documental radica en la observación directa y simbólica.
El montaje de sus imágenes parece marcar un indicio en el relato que va denotando el ascenso. Pues la misión -la cual se anuncia de forma tardía-, ir a más de 4000 metros de altura sobre el nivel del mar a colocar y ajustar una antena que pueda devolver la “comunicación” al pueblo, puede leerse no sólo en la acción de “ir hacia”, sino en los planos que van transicionando entre las historias y que progresan de la tierra al cielo, de forma sutil pero constante, desde el inicio del film.
Esta es una película que nos invita a una contemplación visual y sonora exquisita. La inmensidad de esos lugares, el detalle, los sonidos, sus personajes, todo es un trabajo pensado por y para el cine, por lo que recomiendo que busquen el soporte más grande que tengan en casa para poder disfrutar de esta travesía.
Señales de humo es un documental que nos invita a adentrarnos en la vida de Mario Reyes para habitar una paradoja: si internet nos facilita la conexión a distancia, incluso ahora en tiempos de pandemia, ¿por qué su propia existencia pone en peligro la tradición de comunicarnos de forma presencial?