Esa constante búsqueda de identidad
Señales (2014), de Guido Rosetti, comienza con una propuesta que a priori es interesante pero, con el correr de los minutos, salen a flote los problemas originados en un guión deficiente.
Tres suicidios tienen a Tres Lomas en vilo y especialmente al comisario Molina (Roly Serrano) que no encuentra ninguna pista sobre las misteriosas muertes que tienen lugar en una hostería del pueblo. Un joven (Nicolás Mateo) arriba a Tres Lomas con la idea de aclarar el asunto y asistir al comisario.
La película dirigida y escrita por Guido Rosetti y rodada en su totalidad en Tres Lomas tiene un comienzo prometedor pero luego de unos minutos aparecen ciertas elecciones en el argumento que terminan por darle un tinte sobrenatural que ya se ha visto varias veces en el celuloide.
La cinta guarda una estrecha similitud con 1408 (2007), película basada en un cuento de Stephen King. Allí, el personaje interpretado por John Cusack es un experto en fenómenos paranormales y decide pasar la noche en una habitación de hotel donde ocurren extrañas muertes. A medida que pasa el tiempo, el especialista documenta todo lo que va sucediendo y su doloroso pasado relacionado con la muerte de su hija es un tópico recurrente durante toda la película. En Señales, el joven que llega al pueblo también toma la determinación de encerrarse en la habitación de la hostería y documentar todo lo que va ocurriendo y sintiendo. Pero aquí el que ha perdido un hijo es el comisario y a cada paso siente su presencia y la sospecha de que el caso guarda una inquietante relación con su pasado.
El mérito de Rossetti se encuentra en la elección de un casting parejo encabezado por Roly Serrano, que se carga la película sobre los hombros con su carisma y presencia en la pantalla. Mónica Scaparone también hace un gran trabajo como su esposa y las escenas que comparte con Roly Serrano se encuentran entre las mejores de la película. Asimismo, María Duplaá le da vida a la hija del matrimonio y, si bien no cuenta con muchas apariciones, su actuación se encuentra al mismo nivel que la de los veteranos actores. El punto más flojo reposa en la interpretación de Nicolás Mateo como el joven atrapado en una vida sin sentido que no logra transmitir ninguna emoción.
En conclusión, el director apuesta a un género poco explorado en el cine nacional pero opta por un argumento que ya ha sido explotado con anterioridad. Su principal acierto es un elenco sólido y una muy buena banda de sonido. Dicho esto, Señales debe ser tomada como un paso más en la búsqueda de una identidad que otros directores han emprendido desde el cine independiente. Ahí reside su valor.