Si no fuera porque Ricardo Darín es realmente un tractor a toda prueba (aunque en más de una secuencia de este film se lo nota incómodo), este film no pasaría de ser un programa televisivo estirado y una historia de suspenso sin suspenso. Que, incluso con una premisa fuerte (a un hombre le secuestran sus dos hijos, nada menos) no logra introducir al espectador en el océano de la angustia. Un mal paso policial.