La menos pensada
La vida de la sirvienta que se convirtió en expresión de la pintura naif, con actuaciones memorables.
De rodillas, Séraphine friega los pisos. Ronda los 50 años y lo hace con ahínco, hasta se diría que con ganas. Las mismas con las que, también arrodillada, pinta sobre un lienzo en la habitación que en Senlis, un pueblito a 40 kilómetros de París, debe dos meses de alquiler. Corren los años '10 y, quebrando todos los prejuicios y superando las burlas que nunca le importaron demasiado, Séraphine Louis se convirtió en una artista.
Basada en la historia real de quien luego sería conocida como Séraphine de Senlis, se gana la vida como puede. Y pinta con lo que tiene a mano: ella misma fabrica los colores, con la cera derretida de las velas, la sangre en que se encuentra un hígado, algunas raíces de un riacho.
Es que Séraphine pinta no por dinero, aunque cuando por primera vez sube a un automóvil, sueña con el que se comprará cuando sea famosa, sino que expresa en los lienzos con su mirada naif lo que su ángel guardián le dicta. Su obra tiene mayormente arreglos florales llenos de fantasía o se nutre de naturaleza muerta.
Emotiva, con una interpretación mayúscula de Yolande Moreau, Séraphine es el retrato de un personaje solitario, recortado entre el comienzo de la Primera Guerra Mundial -en gran parte-; luego en 1927, cuando Wilhelm Uhde (Ilrich Tukur, de Amen, de Costa-Gavras), el crítico y coleccionista alemán que rentaba la pieza que limpiaba la artista, que emigró a su tierra al empezar la Guerra regresa y la reencuentra; y años más adelante, cuando la salud de Séraphine desencadene el drama.
Séraphine tiene su ritmo, impuesto por el director Martin Provost. Tras una primera parte de presentación, hacia el final desbarranca casi abruptamente. La belga Moreau (la portera de Amélie, Sin techo ni ley, de Agnès Varda) tiene una expresión exacta para cada estado de ánimo de su personaje. Rústica, simpática, entrometida o tímida, su Séraphine es una ilustración compleja de una mujer con un mundo propio. No hubiera estado mal caracterizarla mejor según pasan los años.
Multipremiado, ganador de 7 César, es un título que engalana a la cinematografía francesa.