El realizador rumano Radu Jude nos trae una sátira sobre la sociedad rumana moderna, los prejuicios, el consumo vs el comunismo, el antisemitismo y varias cuestiones más. Todo gira en torno a lo que sucede cuando el esposo de una profesora de secundaria (interpretada por Katia Pascariu), publica un video pornográfico en internet haciendo que toda la escuela y la comunidad educativa se entere y generando consecuencias tanto en lo profesional como en lo personal.
El largometraje de Jude se divide en tres partes. La primera nos muestra el video porno en cuestión sumado a los sentimientos de vergüenza y ansiedad por los que pasa esta profesora al enterarse de la filtración y la posterior búsqueda de su pareja por intentar bajar el video de internet, pero extendiéndose de forma viral a lo largo y ancho de sus amistades, conocidos, etc. En esa primera parte, veremos al personaje de Emi deambulando por Bucarest (una Bucarest actual y pandémica), que prácticamente adquiere el status de un personaje más mostrando la transformación de la urbe en una Bucarest con varios signos capitalistas. En segundo lugar, en quizás la parte que más modifica y condiciona al film, tendremos un recorrido por la historia de Rumania a través de material de archivo, pasando por momentos clave donde podemos ver a la figura del dictador Nicolae Ceaușescu, desfiles militares, escenas de violencia, actos de reivindicación a los nazis y demás cuestiones que contrastan con la primera parte y la culminación del film donde se pondrá sobre la mesa el tono irónico y la acidez a la que apunta el director con este relato.
Todas estas cuestiones adquieren relevancia yuxtaponiéndose con la tercera parte donde tiene lugar una especie de juicio de la comunidad educativa a la docente por la filtración del video. En aquel juicio, los padres y madres del alumnado junto a las autoridades de la escuela y la defensa de la propia enjuiciada debatirán sobre la vida privada, la moral y la educación. Como es sabido, dicha discusión escala exponencialmente hasta convertirse en un sinsentido donde se incluyen posturas políticas antagónicas, sexismo, homofobia, antisemitismo y un montón de cosas más que van demostrando la violencia y el maltrato que se van apoderando de la masa enardecida ante la maltratada profesora que intenta explicar el error y el malentendido en el que se vio involucrada. El film sirve como testigo de ciertas cuestiones latentes e imperantes aún en la sociedad rumana actual y en la exploración de la relación entre el individuo y la sociedad, en como funciona como masa.
El problema de «Sexo desafortunado o porno loco» es que a pesar de tener buenas intenciones de parte de Radu Jude, queriendo exponer una problemática en la sociedad rumana contemporánea, la estructura del film y especialmente ese extenso segundo acto no termina de mezclarse del todo con la otra parte del relato, dándole una especie de independencia del resto de la película, haciendo que se vea como algo discontinuo y un poco colgado respecto a la historia de la profesora. A su vez el mensaje queda demasiado subrayado y termina de redondear algo que pretende ser cómico, pero no lo logra del todo.